El G-7 acepta el pulso de los especuladores

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El G-7 acepta el pulso de los especuladores

El G-7 ha anunciado esta madrugada que intervendrá en Japón para evitar que el yen se revalorice aún más de lo que lo hizo la madrugada del pasado jueves, cuando tras un apagón electrónico de diez minutos que experimentan los mercados a las 17.00 horas de Nueva York, la moneda japonesa reapareció en las pantallas de los inversores con una subida del 4,6%.

La promesa realizada por los bancos centrales de las siete potencias más poderosas del globo ha llegado diez años después de su precedente más inmediato, pero ha logrado tranquilizar a los mercados y el yen, a primera hora de hoy, se cambiaba a 82 unidades por cada dólar en comparación con los 76,32 yenes por dólar que se ofrecía tras el apagón de las pantallas.

No obstante, los hedge funds (los fondos de inversión mediante los cuales se canalizan la mayoría de movimientos especulativos) han vuelto a realizar movimientos de compra esta media mañana y la moneda japonesa ha descendido hasta un cambio de 81,39. Por lo visto, han decidido no retirarse ante la presencia de los banqueros.

La decisión del G-7 de intervenir ha recogido elogios por parte del ministro de Finanzas del país asiático, Yoshihiko Noda, quien ha declarado poco después del anuncio que es “muy significativo este acuerdo entre las siete potencias que forman el G-7 para lograr la estabilidad de los mercados”. Ayer mismo, Noda criticaba a los especuladores financieros y miraba de reojo a EEUU –que aloja al 80% de la industria de los hedge funds- al no parecer muy dispuesto a apoyar una intervención.

Pero la intervención podría acarrear problemas en Asia, y en concreto en China. El Gobierno de Pekín ha recibido multitud de peticiones durante los últimos meses para que liberase la moneda china, el yuan. La intervención de Japón resta, según opinan algunos expertos, credibilidad a las exigencias enviadas al gigante asiático en 2010.

Ante esta eventual crítica, desde Tokio han asegurado a los mercados que Japón no trata de defender a la divisa, sino de defender la estabilidad de la misma. Un matiz, aclaran, importante.

El país del lejano oriente es la tercera economía del mundo (por detrás de EEUU, en primera posición, y China) y una de las bases de su potencial son las exportaciones, que ya se han visto condicionadas por la catástrofe natural que ha asolado el país en los últimos días; primero con un terremoto y un tsunami y posteriormente con una alarma nuclear in crescendo.

Al hecho de tener muchas fábricas cerradas y los transportes interrumpidos, un yen demasiado caro puede terminar por convencer a muchos de sus clientes de buscar acuerdos en sitios donde les hagan mejor precio.

La consecuencia de la compra masiva de yenes por parte de los especuladores la madrugada del miércoles fue un récord histórico en el valor del yen que no tenía lugar desde el final de la II Guerra Mundial.

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