Italia ¿la hora de los populistas?

Elecciones italianas

Italia ¿la hora de los populistas?

Matteo Renzi, primer ministro de Italia

En menos de una semana, ha nacido un nuevo gobierno y ha jurado fidelidad a la nación un nuevo primer ministro, Paolo Gentiloni, hasta la semana pasada ministro de exteriores. Un récord de velocidad política. A los italianos, sin duda, les encantan las rarezas políticas difíciles de explicar a los extranjeros. Hace pocos días, después de un referéndum que ha obligado el joven y dinámico Matteo Renzi a dimitir de su cargo de primer ministro, el presidente de la republica, Sergio Mattarella, ha demostrado una capacidad y una eficacia que pocos imaginaban. En menos de una semana, ha nacido un nuevo gobierno y ha jurado fidelidad a la nación un nuevo primer ministro, Paolo Gentiloni, hasta la semana pasada ministro de asuntos exteriores en el gobierno Renzi.  Un récord de velocidad política. 
 
Pero el concepto de “nuevo” mal se aplica al gobierno número 64 de la Italia republicana (70 años de vida), de hecho una fotocopia del gobierno anterior. La única novedad han sido las dimisiones de Matteo Renzi: “He perdido el referéndum porque los italianos han rechazado con amplia mayoría mis propuestas de reforma constitucional y dimito en coherencia con mi compromiso frente a los ciudadanos”. 
 
¿Qué significa todo esto? ¿Un gobierno que tiene como objetivo principal llevar Italia a las elecciones anticipadas, posiblemente con Renzi otra vez como candidato del centro-izquierda? A primera vista parece que es éste el objetivo número uno. Paolo Gentiloni, el también de formación católica como Renzi y el mismo Mattarella, es un hombre prudente que conoce bien los límites y los riesgos de su posición. Pero no es suficiente. Renzi sigue por el momento siendo el secretario general del Partido Democrático (PD) y no tiene intención de abandonar la lucha política. El partido, por otra parte, sigue profundamente dividido entre la componente post comunista y los ex demócratas cristianos, la corriente en este momento mayoritaria. Se trata de una lucha a muerte por el poder que tiene todas las características de algo que podría fácilmente acabar con la escisión del partido. Y es posible que sea éste el objetivo de la minoría interna del PD, cuyos lideres, Massimo D’Alema y Pier Luigi Bersani ya están acusando el nuevo gobierno de escasa sensibilidad cara a la protesta social que se ha expresado de forma evidente en el referéndum del 4D. Una ruptura parece inevitable. La pregunta es si este evento se realizara antes o después de las próximas elecciones, las cuales plantean otros dramáticos interrogantes. 
 
El New York Times ha dedicado un agudo análisis a la situación del Movimiento Cinco Estrellas (M5S), Con razón ha subrayado la originalidad de este fenómeno populista: movimiento on line y no partido clásico, distinto de otras formas de populismo de izquierda  como Podemos pero también muy lejano de las tendencias radicales de tipo xenófobo y fascista. Lo cual justifica lo que piensa el diario neoyorquino: el M5S podría ganar las próximas elecciones y ser el primer caso de un populismo que llega al poder en Europa en un contexto democrático.
 
¿Previsión audaz o realista? Es un hecho que los últimos sondeos confirman que el movimiento del cómico Grillo tendría la mayoría de los votos, superando de algunos puntos el PD y una eventual coalición de la dividida derecha. El referéndum constitucional ha premiado el M5S que ahora pide elecciones anticipadas acusando el nuevo gobierno de ser otra manifestación de una vieja política que la mayoría del pueblo ya no estaría en condiciones de aceptar. El problema es que también Renzi pide que las elecciones se hagan lo mas rápidamente posible, seguro que el 40% de los votos favorables a la reforma son votos en gran parte a su favor y que sólo él puede ofrecer una imagen del PD como partido innovador, atento a las exigencias de la gente y al mismo tiempo garante de estabilidad democrática.
 
Sin soluciones ni alternativas creíbles
 
Se trata de un punto clave de la actual dinámica política en Italia. Son muchos, posiblemente la mayoría, los italianos que estarían dispuestos a votar Renzi en alternativa a la gran incógnita del M5S. Pero al mismo tiempo sigue siendo radical y muy amplia la componente de la sociedad que vive con angustia y resentimiento una situación que para muchos no ofrece una alternativa a las angustias de la globalización. La situación laboral de los jóvenes (un paro entre los mas altos de Europa), el empleo precario y a tiempo determinado, los bajos salarios, las crecientes desigualdades, favorecen la protesta del M5S.  Es bastante evidente que nunca como en este momento la izquierda tradicional, en sus distintas componentes, parece incapaz de proponer soluciones y alternativas creíbles. 
 
La minoría del PD ha criticado Renzi, y ahora critica Gentiloni, por no ofrecer en su programa una salida a la problemática juvenil. Pero esta minoría tampoco propone soluciones concretas. Porque no las tiene, así como no las tiene la izquierda europea, especialmente los partidos socialistas que viven una profunda crisis de identidad. La base del partido manifiesta una creciente intolerancia hacia una conflictividad interna que aparece siempre más como sólo lucha por el poder. A su vez la derecha, después del largo paréntesis de Berlusconi, falta un líder capaz de aglutinar las distintas “tribus” conservadoras.  Lo cual facilita la tarea de los secuaces de Grillo: es bastante probable que un sector, el mas popular, de la derecha (especialmente los seguidores de la Liga) acabe votando por el M5S en alternativa a la “izquierda moderada” de Renzi y Gentiloni y a una derecha “antigua” y dividida.
 
Es en definitiva en este contexto, confuso y preocupante, que nace el gobierno Gentiloni. Que tiene además por delante algunas citas de gran peso. A nivel internacional el problema número uno sigue siendo el tema de la inmigración. Italia se enfrenta a una Europa que desde luego no parece decidida a dividir con los paises “fronterizos” el peso de la invasión humana que avanza desde África. A nivel interno, Gentiloni tiene que resolver el tema bancario, sobre todo pero no solo la crisis del MPS, el banco más antiguo del mundo. Y lo tiene que resolver sin que los ahorristas del banco pierdan su dinero y evitando que los problemas  se extiendan a otros bancos italianos.

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