El jefe de campaña de Sanders dispuesto a luchar con Clinton hasta «el amargo final»

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El jefe de campaña de Sanders dispuesto a luchar con Clinton hasta «el amargo final»

Jeff Weaver, jefe de campaña de Sanders

Jeff Weaver hizo estas declaraciones tras la derrota en Nueva York; sin embargo otras voces en el equipo del senador por Vermont han tenido intervenciones que sugieren un entendimiento previo Tras la derrota del martes frente a Clinton en Nueva York, las posibilidades de Bernie Sanders de obtener más delegados que la exsecretaria de Estado en la campaña de primarias se han vuelto aún más remotas. El motivo es simple: cuestión de aritmética.

Cada vez quedan menos delegados a repartir y la distancia hace semanas que, pese a oscilaciones puntuales en una dirección o en otra, no disminuye de los 200. Y con un sistema de reparto proporcional, Sanders necesitaría que sus victorias más impresionantes, como la que obtuvo en el Estado de Washington con el 73% de los votos, pasasen de ser la excepción a la norma.

Algo que no parece que vaya a suceder dado que los Estados de mayor población, y que por tanto reparten más delegados, que aún quedan por votar, dada su composición demográfica, favorecen la candidatura de Clinton. Así las cosas, incluso si Sanders consiguiese victorias por un margen de 2 a 1 en Estados como Indiana, Oregon o Nuevo México; sólo un auténtico cataclismo de Clinton en la última jornada, el 7 de junio en California, el estado que mayor número de delgados reparte, podría cambiar las tornas.

Un escenario que parece más fruto del deseo que de un análisis racional pero que fue el presentado por el jefe de campaña de Sanders, Jeff Weaver. En una aparición en la MSNBC después de las primarias neoyorquinas, el asesor del senador por Vermont señaló que confiaban en esa ruta para llegar en primer lugar a la Convención Nacional Demócrata que tendrá lugar en Julio.

Sin embargo, Weaver también reveló cuál sería su plan B, que, tal y cómo están las cosas, cabría definir en realidad casi como su Plan A. Así, el jefe de campaña de Sanders manifestó su itención de convencer a los superdelegados de que cambiase el resultado del voto popular con un apoyo masivo al senador por Vermont.

Los principal argumentos para ello serían la supuesta mayor fortaleza que según las encuestas Sanders manifiesta en una hipotética competición presidencial frente a cualquiera de los candidatos republicanos, y que en las últimas semanas, había obtenido mejores resultados que Clinton. De esta forma, si consiguiese mantener esa racha en las semanas que restan, se podría argumentar que la ventaja acumulada por la exsecretaria de Estado respondería a una coyuntura ya superada.

No deja de ser paradójico, sin embargo, que la campaña de Sanders recurra ahora a que sean precisamente los súperdelegados quienes pudieran arrebatar a Clinton la nominación. Recordemos que al inicio de estas primarias, fue precisamente el entorno del senador por Vermont el que definió a esta figura como «antidemocrática» y defendió que el resultado debía basarse en el voto popular.

En realidad, estaríamos ante el comienzo de la asunción en el entorno de Sanders de que la ventaja de Clinton es ya irrecuperable. De ahí las palabras de Weaver quien también indicó que disputarían la nominación a Clinton hasta «el amargo final».

Aún así, tampoco resulta realista pensar que puedan convencer a una mayoría de súperdelegados de darle la vuelta al resultado manifestado a través de la campaña de primarias. En primer lugar, porque un hecho así nunca ha sucedido en la historia reciente; pero, sobre todo, porque entre el ‘establishment’ demócrata la ventaja de Clinton respecto a Sanders es aún mayor que entre los electores.

Quizá por ello, frente a las palabras de Weaver, han comenzado a surgir también voces más moderadas en el entorno de Sanders como las de Tad Devine, su principal estratega, quien se ha manifestado en el sentido de que la próxima semana será clave y podrán producirse ‘novedades’. Así, tras celebrarse las cinco primarias que tendrán lugar el próximo martes, anunció que en su equipo evaluaran la situación y «el lugar en el que se encuentran».

Una indicación de que quizá después de todo, Sanders no esté dispuesto a llevar la disputa hasta «el final» y de que esté tampoco tendrá porque ser tan «amargo».

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