El gigante asiático abonará primero 280,5 millones de euros por el 51% de las acciones y en cinco años lo restante, unos 88 millones. Grecia avanza en su proceso privatizador. La gigante china Cosco ha logrado su objetivo: el Tribunal de Cuentas de Grecia ha dado el visto bueno a la venta de un 67% del Puerto Autoridad Pireo (OLP) . De esta manera, se termina una negociación que comenzó en diciembre cuando la sociedad asiática fue la única que se presentó a la puja del espacio heleno y que a principios de enero se encontró con su fase más ‘crítica’ cuando Hradf, empresa estatal encargada de la privatización, se replanteó exigir una mayor cifra a la compañía.
Con esta decisión, Cosco se hace finalmente con un puerto en el que ha estado presente desde 2008 cuando adquirió dos terminales. La sociedad buscará transformar este puerto en el principal centro de tránsito del sureste de Europa y en “un puente entre Asia y Europa”.
La firma del contrato ha indicado que Cosco se compromete a pagar 280,5 millones de euros como parte de un primera fase para hacer efectiva la compra del 51% de las acciones; el resto del pago, el otro 16%, valorado en 88 millones, se realizará dentro de cinco años. Como ha indicado el diario El Economista, los beneficios para el Estado griego serán realmente escasos: los ingresos directos de la venta son de 280,5 millones de euros, un dinero que desde luego no está disponible para las necesidades del Estado, pues todos los ingresos de las privatizaciones van directamente al pago de la deuda del país. En virtud del Presupuesto de 2016, Grecia debe pagar unos 6.000 millones sólo para el servicio de los intereses de la deuda, de modo que los ingresos por la venta del mayor puerto comercial del país sólo alcanzarán para dos semanas de intereses.
Con el cierre del acuerdo, como declararon en enero al diario heleno Ekhatimerini, los trabajadores del puerto han reactivado su temor por posibles despidos al ver que se han aceptado las condiciones de Cosco.
Unas privatizaciones que han estado muy presentes en suelo griego desde que la crisis y la Troika llegaron a Grecia. De hecho, la polémica ha perseguido en varios casos a estos procesos, como sucedió con el antiguo aeropuerto internacional de Atenas, Hellinikon. Un espacio de 6,2 millones de metros cuadrados que fue valorado por Hradf en no más de 700 millones de euros y que poco después se descubrió que su valor alcanzaba los 3.000 millones.
La influencia del Citibank, Piraeus Bank y varios asesores jurídicos fueron los responsables. Al tiempo fue vendido a la inmobiliaria Lamda Development, propiedad de uno de los hombres más ricos del país, por poco de apenas 915 millones de euros, repartidos en un período de 10 años.
