La candidatura del excéntrico candidato republicano está desmintiendo uno tras otro los supuestos ‘condicionantes’ que lo harían ‘inelegible’ A principios de esta semana analizábamos como, tras la victoria de Clinton en Nevada, una mirada detallado a los datos demográficos, permitía concluir que la exsecretaria de Estado podía contar ya con anotarse la candidatura demócrata salvo catástrofe. Una situación similar a aquella en la que se encuentra Donald Trump por el lado republicano, tras su victoria en las primarias en ese mismo estado; en este caso en el día de ayer.
Aunque aquí, antes que en el análisis de los grupos demográficos, la verdadera variable que juega a favor de Trump es la de la Historia. No existe precedente de ningún candidato que en las primarias estadounidenses haya perdido la nominación tras ganar en tres de los primeros cuatro estados.
Es decir, el caso del multimillonario constructor quien tras una primera e inesperada derrota en Iowa, acumula ya tres victorias consecutivas. Una tendencia al alza que también se está traduciendo en el margen con el que Trump consigue imponerse a sus rivales. Ayer, consiguió nada menos que 22 porcentuales sobre el segundo candidato, el senador por Florida, Marco Rubio, y 25 sobre Ted Cruz, senador por Texas a quien más que duplicó.
De esta forma, Trump se hizo con el 46& del voto. Unas cifras que sirven también para echar por tierra el argumento de que cuenta con un techo electoral y que si sus rivales consiguiesen unificarse en torno a una candidatura, ya tendrían gran parte del trabajo hecho.
Además, en cualquier caso, las posibilidades de Trump de acumular una ventaja sustantiva que resulte irremontable es cada vez mayor. Si bien el sistema de primarias republicanas, que a diferencia de las demócratas pronto dejará de ser proporcional, hace más fácil remontar ya que en muchos de los sucesivos estados, el ganador se quedará con todos los delegados que se reparten por Estado; está por ver que Trump no acabe haciéndose con gran parte de ellos también.
Y es que su campaña está sirviendo para derribar un mito tras otro, como el de que lo tendría mucho más dificil entre las minorías raciales. Según la encuesta realizada por MSNBC también habría ganado el voto hispano en Nevada con un 44% frente al 29% de Rubio y el 18% de Cruz.
