Refugiados: ¿Oportunidad o esfuerzo desmesurado para Alemania?

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Refugiados: ¿Oportunidad o esfuerzo desmesurado para Alemania?

Campo de refugiados

La ola de refugiados podría mitigar los desafíos que plantea la curva demográfica alemana y aliviar la situación de las arcas de la seguridad social. El actual flujo de refugiados significa una oportunidad para una Alemania que está envejeciendo, es la opinión del economista jefe del Deutsche Bank, David Folkerts-Landau, quien advierte que en el país está escaseando la mano de obra y la dinámica económica amenaza con reducirse.

«Sin inmigración, el crecimiento económico caería en los próximos diez años de una media actual de 1,5 por ciento a sólo un 0,5 por ciento anual. El presente régimen de jubilaciones -financiado mediante las contribuciones de la mano de obra activa- apenas podría mantenerse sin efectuar drásticos cortes», vaticina Folkerts-Landau.

La ola de refugiados podría mitigar los desafíos que plantea la curva demográfica alemana y aliviar la situación de las arcas de la seguridad social, opina el economista. «Siempre y cuando se logre la integración (de los refugiados) en la sociedad y en el mercado laboral, lo que exigirá un gran esfuerzo tanto de la población alemana como también de los recién llegados», acotó.

Precisamente sobre este punto discuten los economistas, si los inmigrantes -que provienen principalmente de Siria, Afganistán o Iraq- tienen realmente posibilidades de encontrar trabajo en Alemania considerando el bajo nivel de formación de muchos de ellos.

Marco Wagner, economista del Commerzbank, es escéptico: «Los inmigrantes que ingresan a Alemania a partir de 2015 tendrán probablemente menos perspectivas en el mercado laboral alemán».

Michele Battisti, del intituto de investigación económica ifo, explica las causas: muchos de los inmigrantes son analfabetos, pocos tienen un título universitario.

«No están bien preparados para el mercado laboral alemán», considera. En su opinión, Alemania no sólo tendrá que invertir en cursos de alemán sino también en la formación profesional de estas personas, lo que causaría más costos.

También el economista Jörn Quitzau, del banco Berenberg, tiene sus dudas: «La esperanza de que la ola de refugiados pueda solucionar considerablemente el problema demográfico alemán y sus consecuencias económicas va a resultar más bien ser una ilusión». Los conflictos de este mundo hacen emigrar principalmente a otro tipo de personas y no a aquellas que necesitarían los viejos países industrializados.

Una de las grandes calificadoras de riesgo, la agencia Standard & Poor’s, es por lo menos optimista en lo que respecta a los sirios. Según datos del Banco Mundial, la población siria goza de una buena educación en comparación a otros países árabes. «Casi un tercio de los adultos, tanto hombres como mujeres, cuenta con un título universitario». Siendo así, tendría que ser posible para muchos de ellos integrarse en el mercado laboral de países con una baja tasa de desempleo.

En lo que todos coinciden es que Alemania tendrá que afrontar costos enormes. En un artículo para el diario económico «Handelsblatt», el economista Clemens Fuest, presidente del Centro Europeo de Investigación Económica (Zentrum für Europäische Wirtschaftsforschung o ZEW), apunta: «La población alemana sufrirá pérdidas económicas si los inmigrantes pagan a las arcas públicas en concepto de impuestos menos de lo que reciben en servicios».

El Commerzbank estima que los gastos directos adicionales del Estado alemán por los refugiados llegarán a los 7.000 millones de euros en este año y a los 17.000 millones de euros el año próximo. A esto se sumarían los costos para crear puestos de maestros, profesores, maestros jardineros o trabajadores sociales adicionales.

Otras estimaciones alcanzan hasta los 10.000 millones de euros en gastos para el alojamiento, la atención médica y alimentación de los no menos de 800.000 solicitantes de asilo que se calculan en Alemania en este año. Si en 2016 llegara al país una cantidad similar de personas, los costos se duplicarían.

«Para que la crisis migratoria no se convierta en una sobrecarga económica permanente para los contribuyentes, los refugiados tendrían que entrar en una ocupación remunerada lo antes posible, de manera de poder mantenerse por sí mismos», exige Battisti.

Pero es de temer que muchos no logren encontrar trabajo, considerando que el salario mínimo es de 8,50 euros y la productividad de estas pesonas sencillamente demasiado baja, agrega el economista.

Folkerts-Landau no habla de costos para el contribuyente sino de «inversiones en capital humano financiadas por el Estado» que les abre a los refugiados una oportunidad en el mercado laboral.

«El gran desafío de la integración de los refugiados debe entenderse como una inversión en el futuro. Los refugiados son jóvenes, el porcentaje de menores de 18 años es del 30 por ciento», explica.

También admite que según datos de la Agencia Federal de Trabajo, probablemente más de la mitad de los solicitantes de asilo no tiene una formación profesional. Pero destaca al mismo tiempo que un 15 hasta 25 por ciento cuenta con un título universitario.

Una parte de los gastos del gobierno vuelve a entrar en el circuito económico inmediatamente, subraya el economista jefe del grupo bancario público KfW, Jörg Zeuner.

«El fuerte flujo de refugiados significa un impulso positivo para la coyuntura en forma de gastos adicionales, especialmente para consumo y construcción de viviendas», comenta.

Los gastos adicionales de los municipios a causa del alojamiento y alimentación de los refugiados aumentan al mismo tiempo el volumen de negocios de muchas peqeñas y medianas empresas locales, añade.

El presidente del Instituto de Investigación Económica DIW, Marcel Fratzscher, señala que hay sectores que se benefician con los refugiados y nombra por ejemplo el sector de la construcción, los dueños de casas de alquiler así como supermercados, dada la mayor demanda.

«Efectivamente, es perceptible el aporte de los gastos por los refugiados en el crecimiento económico de Alemania», manifiesta. Aún si sólo la mitad de los posibles 20.000 millones de euros de gastos de 2016 fluyen en el consumo, el rendimiento económico aumentaría en un 0,3 por ciento, pronostica Fratzscher.

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