Grecia tendrá que ceder al menos a uno de los acuerdos presentados por los acreedores para poder recibir la ayuda del fondo de rescate, según informa la agencia Bloomberg. Una reforma económica mínima es lo que exige Alemania a Grecia para poder inscribirse de nuevo en el fondo de rescate europeo, aunque el gobierno de Merkel sigue insistiendo en que todas las medidas propuestas han de tenerse en consideración, entre las que se incluyen la subida de impuestos, la bajada de las pensiones y las ventas de activos estatales.
Con motivo de la cumbre de la UE con Latinoamérica, Merkel se muestra abierta a un posible diálogo con el primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, si éste acepta reunirse con ella y con François Hollande, el presidente de Francia, resaltando que “cada día cuenta” para poder llegar a un acuerdo europeo. Según la prensa griega, la reunión podría ocurrir en unas pocas horas. La canciller también deja claro su interés por Grecia: “Queremos mantener a Grecia en la eurozona».
Por otro lado, Tsipras se ha encontrado hoy mismo con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y han decidido volver a juntarse en una reunión este mismo jueves para intentar llegar a un acuerdo después de no ponerse de acuerdo aún en las condiciones del rescate. El objetivo perseguido ha quedado claro en sus palabras: «trabajar juntos para lograr un acuerdo mutuamente aceptable, pero también aceptable para todos los miembros del Eurogrupo».
Anteriormente a esta conversación entre ambos presidentes, la última contraoferta de reformas, desarrollada y presentada por Atenas, ha sido rechazada por el Ejecutivo comunitario por ser insuficiente y por no adaptarse lo necesario al compromiso establecido por Tsipras en la reunión que tuvo ya con Juncker el miércoles de la semana pasada.
El vigente programa de ayuda a Grecia caduca el día 30 de este mismo mes. Ahora le toca a Grecia reaccionar ante estas declaraciones y ofrecimientos, ya que tiene que realizar unos ajustes flexibles desde el Gobierno para poder acceder a la inyección económica de 7.200 millones de euros del rescate.
