Juncker llega a la Comisión Europea con dos retos: incentivar la economía y detener el euroescepticismo

Especial XXIII Aniversario

Juncker llega a la Comisión Europea con dos retos: incentivar la economía y detener el euroescepticismo

Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea

Las pasadas elecciones europeas han dado voz y (muchos) escaños a partidos contrarios a una UE que, al mismo tiempo, ve peligrar la salida de la crisis. Desde el pasado 1 de noviembre en Bruselas hay una nueva cúpula de mandatarios, empezando por el conservador luxemburgués Jean-Claude Juncker, que con 59 años es quien preside la nueva Comisión Europea con la promesa de poner en marcha un plan de inversión público-privada de 300.000 millones de euros. Esta iniciativa, planeada a tres años vista, tiene como máxima prioridad evitar que la economía europea recaiga en la recesión.

Otra de las misiones de Juncker será lidiar con un euroescepticismo que el pasado mes de mayo, con los resultados de las elecciones europeas en la mano, pasó del titular de prensa al escaño parlamentario: alrededor de un 25% de los diputados en Estrasburgo hoy son contrarios a la UE. O, al menos, contrarios a la UE en su forma actual. El mayor reto parece encontrarse en el Reino Unido, donde no sólo se alzó con la victoria en esos comicios un partido abiertamente contrario a Bruselas (el UKIP) sino que el primer ministro del país, el conservador David Cameron, planea convocar un referéndum sobre la pertenencia del país al proyecto europeo si consigue ganar las próximas elecciones generales del país. Cameron, por cierto, fue el único dirigente europeo que se opuso al nombramiento del luxemburgués, quien por su parte era el favorito de la canciller alemana, Angela Merkel.

Otros retos de Juncker, quizás más inmediatos, serán los siguientes: la revisión de los planes presupuestarios de los Estados miembros más problemáticos, las negociaciones para un acuerdo de libre comercio con EEUU y aclarar las informaciones surgidas hace unos días sobre las casi 340 multinacionales que firmaron acuerdos fiscales secretos con el Gobierno de Luxemburgo, al frente del cual estaba entonces él. Entre las empresas involucradas en lo que ya se denomina ‘LuxLeaks’ se encontrarían nombre como Apple, Amazon, Ikea, Burberry, Procter & Gamble, Heinz, Pepsi, o bancos como JP Morgan y Deutsche Bank.

Juncker asume el relevo del portugués José Manuel Durao Barroso, que ha dirigido el Ejecutivo comunitario durante diez años. El mandato de Barroso ha estado marcado por una doble crisis: primero la institucional por el rechazo de Francia y Holanda en 2005 a la Constitución Europea y después la crisis financiera desde 2007, que ha llegado a poner en boca de los mercados durante mucho tiempo la supervivencia de la zona del euro.

Además, para muchos ciudadanos europeos Bruselas ha perdido durante el último lustro poder frente a los Estados miembros de la UE más fuertes, liderados por la Alemania de Merkel, que han impuesto una visión económica basada en la austeridad al resto del continente. Precisamente, esta política económica ha sido una de las explicaciones que los expertos han dado al ya comentado auge del euroescepticismo.

La principal novedad de la nueva Comisión es que, a diferencia de un líder (Barroso) muy presidencialista, Juncker tiene previsto delegar buena parte de sus poderes a seis vicepresidentes -sin contar a la Alta Representante, Federica Mogherini-, a los que ha encargado coordinar diferentes áreas que corresponden a sus prioridades.

El holandés Frans Timmermans será vicepresidente primero y le sustituirá siempre que no esté disponible. El finlandés Jyrki Katainen será el vicepresidente para el Crecimiento y el Empleo; el letón Valdis Dombrovskis se ocupará del euro y el diálogo social; el eslovaco Maros Sefcovic será el responsable de la Unión Energética; el estonio Andrus Ansip, de Mercado Único Digital y la búlgara Kristalina Georgieva de Presupuesto y Recursos Humanos.

Entre los grandes Estados miembros, el socialista francés Pierre Moscovici será comisario de Asuntos Económicos, aunque bajo supervisión de Katainen y Dombrovskis, abanderados de la disciplina fiscal; el británico Jonathan Hill será responsable de Servicios Financieros; el alemán Günther Oettinger, de Agenda Digital; y la polaca Elzbieta Bienkowska, de Mercado Interior.

La liberal danesa Margrethe Vestager ocupará la poderosa cartera de Competencia y la sueca Cecilia Malmström la de Comercio. Otra de las novedades del equipo de Juncker es que ha cambiado el nombre de la cartera de Interior para denominarla de Inmigración e Interior. Su titular es el griego Christos Stylianides. La cartera de Pesca se fusiona con Medio Ambiente y estará en manos del maltés Karmenu Vella, mientras que el irlandés Phil Hogan será comisario de Agricultura.

En la nueva Comisión Europa también habrá un representante español: el ex ministro de Agricultura Miguel Arias Cañete, que asumirá finalmente la cartera de Energía y Cambio Climático y será, a su vez, el responsable de impulsar las interconexiones para crear un mercado único de la energía. Cañete dependerá, no obstante, del eslovaco Maros Sefcovic.

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