El Ejército se suma a las críticas por la gestión del Gobierno de la crisis del ébola

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El Ejército se suma a las críticas por la gestión del Gobierno de la crisis del ébola

Miembros del Ejército Español

La prensa online informa de la cadena de errores que, según militares expertos en bioseguridad, han llevado al contagio de la enfermera. La prensa online continúa dando datos respecto a la crisis del ébola que se ha abierto en España con el contagio de la auxiliar de enfermería Teresa Romero y hoy elconfidencialdigital.com pone al descubierto otra novedad: “el Gobierno dispuso de un ‘plan B’ ofrecido por el Ejército y no lo aceptó, a pesar de que, según estos militares expertos, era una alternativa que “habría garantizado un “protocolo blindado” que garantizaba el ‘riesgo cero’ de que el virus fuera trasmitido a personas.

El Ejército planteó al Gobierno gestionar el tratamiento a los dos religiosos en un hospital de campaña en Torrejón.

Además, los militares apuntan algunos de los errores cometidos: que se rompiera la cadena de aislamiento, la utilización de personal no entrenado y que se mandara a casa a personas que estuvieron con el enfermo.

Explica este digital, porque así se lo han contado “fuentes militares expertas en materia NBQ (nuclear, bacteriológico, químico)” que desde el Ejército se planteó al Gobierno que fueran efectivos de las Fuerzas Armadas, especialmente entrenados y cualificados internacionalmente, quienes gestionaran el tratamiento a los dos religiosos repatriados infectados de ébola. Sin embargo, la propuesta resultó rechazada y se decidió que el ministerio de Sanidad se hiciera cargo del asunto”.

Además, el citado medio informa que “uno de los principales errores que destacan los expertos militares consultados son los fallos en la cadena de observación que debe aplicarse a todos los sanitarios y personal que entre en contacto con los enfermos del virus.”

Explican que “los manuales NBQ que utilizan las unidades españolas especializadas incluyen entre sus prioridades las denominadas “contramedidas sanitarias”: una escrupulosa aplicación de precauciones higiénicas entre el personal que entra en contacto con agentes infecciosos.

Entre las medidas que se indican se encuentra el ROM (Restriction Of Movement, restricción de movimiento) de todos aquellos efectivos que puedan haber tenido un contacto directo o accidental con el virus.

Igualmente, se aplica una plan de vigilancia máxima durante un largo periodo de tiempo, que incluye pruebas médicas cada 48 horas para detectar si existen indicios de contagio entre el personal. Pruebas a las que han sido sometidos –y continúan haciéndolo- los miembros de la UMAER que participaron en las dos repatriaciones.

“A ningún mando se le ocurriría mandar a su casa, con su familia, a un militar que ha estado en contacto con material químico o biológico potencialmente letal”, aclaran las fuentes militares consultadas,

Formación y materiales adecuados

Estas mismas fuentes también hacen notar que las unidades especializadas en NBQ de las Fuerzas Armadas disponen de estaciones avanzadas de descontaminación, duchas químicas, y equipos de protección individual (EPIS) de alta protección.

Un material que ha de superar profundas revisiones y exámenes periódicos por parte de la OTAN.

A lo que se une el hecho de que estos militares también son expertos a la hora de ponerse y quitarse los trajes de protección obre las normas a la hora de colocarse el traje de protección, ya que es necesario “ponérselo y quitárselo cientos de veces antes” para aprender a hacerlo en condiciones de seguridad.
Denuncian estas fuentes del Ejército que un curso teórico de unas horas no es, ni mucho menos, suficiente” y que, además, es necesaria la ayuda de dos personas para ponerse y quitarse el traje.

Otras fuentes, que cita elconfidencialdigital.com que el personal militar dedicado a la lucha NBQ “está especialmente instruido para soportar las duras condiciones físicas, y sobre todo psicológicas, que suponen el uso prolongado delEPI (el traje de protección), puesto que llega a realizar simulacros y maniobras en los que hay que llevarlos puestos “durante 8 horas casi ininterrumpidas. Y tras ellas debes quitártelo y desinfectarlo mientras te mueres de ganas por rascarte o te cae el sudor por la cara”, admiten.

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