El líder del PP Alberto Núñez Feijóo en su balance del curso político Foto PP
Durante su visita a la tradicional Fiesta del Albariño en Cambados, el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha recurrido a la ironía para justificar su reciente afirmación de que «las vacaciones están sobrevaloradas». Vestido con la capa de Gran Mestre y entre referencias vinícolas, el líder popular defendió el papel del humor en política y lanzó una crítica velada al Gobierno, mientras abogaba por una España «sin trincheras».
Feijóo se refirió directamente a la frase que desató la polémica en redes: «las vacaciones están sobrevaloradas». Según explicó, su intención era visibilizar que millones de personas en España —autónomos, parados, estudiantes o enfermos— no pueden permitirse vacaciones.
«A quien no sabe distinguir una broma yo le diría: tómate un albariño y descansa», sentenció ante los asistentes a la fiesta de Cambados. En ese tono distendido, quiso enviar «ánimos a los que tienen que trabajar en agosto», rematando el asunto con el estilo de humor gallego que definió como «fundamental en política».
Entre metáforas vinícolas, Feijóo aprovechó para lanzar una crítica velada al Ejecutivo de Pedro Sánchez. «Casi todo el mundo sabe el presupuesto que trae para la fiesta y no prorroga el anterior», afirmó, en referencia a la falta de un nuevo proyecto presupuestario por parte del Gobierno.
Con frases como «si hace falta referéndum, que sea para decidir el mejor maridaje», el líder popular mantuvo un tono desenfadado, pero no exento de carga política, al señalar que «a partir de ciertas horas, todo es una cuestión de confianza».
Feijóo aprovechó su intervención para reivindicar una imagen positiva de Galicia y del país: «esa Galicia alegre y abierta, y también esa España que no vive en el conflicto ni en la crispación». Subrayó la importancia de la convivencia, independientemente de las diferencias ideológicas, para brindar y trabajar juntos.
Rechazando la confrontación, destacó: «no vengo a alimentar trincheras, sino a tender puentes», y planteó la necesidad de «más respeto y menos ruido, más acuerdo y menos cálculo».
Más allá del tono humorístico, Feijóo trazó algunas de las líneas políticas que marcarán su agenda: defensa del mundo rural, oportunidades para los jóvenes, impulso del turismo interior y dinamización de la economía «sin perder el alma».
Además, hizo una referencia directa al ámbito económico exterior al comprometerse a lograr aranceles razonables, en un contexto de creciente tensión comercial entre la Unión Europea y EEUU.
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