Las últimas en llegar al certamen, procedentes del País Vasco y Castilla y León ya abarrotan los estantes en las tiendas de venta sólo en moneda libremente convertible. Nada de en pesos cubanos, no señor, que ese momento todavía no ha llegado.
A ver si se animan los promotores del singular evento “galletístico” y como oferta especial, por cada paquete de ellas viene un chorizo asturiano o una promoción de las tantas que se ven en el mercado de otros lugares, que consista por cada tres de galleticas viajeras trasatlánticas, unas lasquitas de jamón serrano.
Aún no tenemos en mano el programa del cónclave. Por seguro se ofrecerá una misa de recordación a nuestras galleticas nacionales.
Y parafraseando esa gran verdad relacionada con el pan, habrá que cursar aviso a organizadores o compradores que de galleticas no sólo vive el hombre ni tampoco los niños.
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España, ni una más, por favor