La denominada intensidad en I+D, es decir, el gasto en I+D como porcentaje del PIB, se situó en el 2,3%, frente al 2,2% en 2019. Sin embargo, este pequeño aumento se debe a una disminución del PIB como consecuencia de la pandemia de COVID-19.
El sector empresarial fue el principal motor del I+D, representando el 66% del total, seguido del sector de educación superior (22%), el sector gubernamental (12%) y el sector privado no -sector lucrativo (1%).
Si se analizan los datos por países, la mayor intensidad de I+D se registró en Bélgica y Suecia (3,5% del PIB), seguidos de Austria (3,2%) y Alemania (3,1%). En el extremo opuesto de la escala, seis países registraron un gasto inferior al 1% del PIB: Rumanía (0,5%), Malta y Letonia (ambos 0,7%), Chipre, Bulgaria y Eslovaquia (todos 0,9%).
España se situó también por debajo de la media europea, con un gasto en I+D de un 1,4% del PIB, de acuerdo con Eurostat.
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