El Gobierno de Pedro Sánchez ha formado un gobierno con mucha presencia femenina en las principales carteras. Hay bastantes más ministras que ministros. Sin embargo, esa feminización de la política parece haberse quedado exclusivamente en las escalinatas del Palacio de La Moncloa. La segunda escala de la administración y las cúpulas de las principales empresas públicas siguen siendo un techo de cristal para las mujeres.
El Estado cuenta con gran influencia en 18 empresas que se pueden catalogar como públicas. Algunas, como Indra, parcialmente, ya que su principal accionista es el Estado. De todas ellas, solo cuatro están dirigidas por una mujer.
Adif (Isabel Pardo de Vera), Paradores (Ángeles Alarcó Canosa), Loterías (Inmaculada García Martínez) y Tragsa (Elvira Rodriguez). Esas son las cuatro compañías públicas que han roto el techo de cristal. Las otras catorce tienen a un hombre en la cumbre de la pirámide empresarial.
Indra (Fernando Abril-Martorell), Enagás (Antonio Llardén), Bankia (José Ignacio Goirigolzarri), REE (José Folgado), Sepi (Vicente Fernández), RTVE (José Antonio Sánchez), Correos (Juan Manuel Serrano), Aena (Jaime García-Legaz), Renfe (Isaías Taboas), Enresa (Juan José Zaballa), Navantia (Esteban García Vilasánchez), Puertos del Estado (José Llorca), EFE (José Antonio Vera Gil) y Cesce (Fernando Salazar).
Esta aritmética y falta de paridad se reproduce también en otros nombramientos. Particularmente en las secretarías generales y la dirección de gabinetes, donde doblan a las mujeres.
En estas semanas, el Gobierno ha nombrado a través del Boletín Oficial del Estado a 20 directores de gabinete. De todos ellos, 13 son hombres y 7 mujeres. Entre las secretarías generales, el Ejecutivo de Sánchez ha elegido a diez hombres y tres mujeres.
