Un veto que frena las ofensivas ucranianas
El veto estadounidense impide a Ucrania utilizar sistemas como los ATACMS para atacar en el interior de Rusia. Según fuentes militares, el bloqueo se extiende también a misiles británicos Storm Shadow, ya que dependen de inteligencia de EEUU para su guiado. Desde finales de la primavera, no se han llevado a cabo lanzamientos de este tipo.
Washington teme que los ataques en profundidad puedan provocar una respuesta rusa que agrave el conflicto
Ucrania llegó a intentar un lanzamiento contra objetivos estratégicos en territorio ruso, pero el intento fue desautorizado por Washington. La decisión deja a Kiev con un margen operativo más estrecho y pone en evidencia la dependencia de los sistemas occidentales para sostener su capacidad de fuego a larga distancia.
El control de Washington sobre la guerra
La administración Trump ha establecido un sistema de revisión secreto que requiere la autorización personal del secretario de Defensa, Pete Hegseth, para cualquier operación con armas de alcance estratégico. Esta medida centraliza el poder de decisión en Washington y refleja la intención de mantener un control absoluto sobre la escalada militar.
El Pentágono condiciona cada disparo de largo alcance a un visto bueno político, no solo militar
La política estadounidense responde a un doble objetivo: evitar que el conflicto derive en un enfrentamiento directo con Rusia y, al mismo tiempo, presionar al Kremlin para que acepte abrir conversaciones de paz. Sin embargo, desde Moscú se interpreta como una señal de que la OTAN sigue implicada en la planificación bélica ucraniana.
Implicaciones estratégicas y diplomáticas
El freno al uso de misiles de largo alcance limita la capacidad ucraniana para golpear centros logísticos y bases en la retaguardia rusa. Esto podría reforzar la posición de Moscú en el campo de batalla y complicar los planes de Kiev de recuperar terreno ocupado.
El veto reduce el margen militar de Ucrania y evidencia su dependencia de la ayuda occidental
El Kremlin ya ha advertido de que considerará “objetivos legítimos” los convoyes extranjeros que crucen la frontera. Además, Moscú insiste en que el envío de armas por parte de Occidente no favorece las negociaciones, sino que prolonga la guerra y aumenta los riesgos de una escalada.
Claves de la política estadounidense
El cambio de postura respecto a 2024 refleja una estrategia más cautelosa de la administración Trump. Aunque en aquel momento Joe Biden autorizó un uso limitado de los ATACMS, centrado en Kursk, la decisión actual marca un retroceso en el apoyo ofensivo. En Washington, algunos sectores interpretan esta medida como un paso necesario para empujar a Rusia hacia la mesa de diálogo.
Sistema | Alcance (km) | Fabricante | Restricciones actuales |
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ATACMS | 300 | EEUU | Veto total desde primavera 2025 |
Storm Shadow | 250 | Reino Unido | Bloqueados por dependencia de inteligencia de EEUU |
HIMARS (munición estándar) | 80 | EEUU | Autorizado solo en territorio ucraniano |
De momento, la Casa Blanca mantiene un discurso oficial en favor de la paz, mientras sigue suministrando armamento defensivo a Ucrania. La tensión en torno al uso de armas de largo alcance refleja las contradicciones de la estrategia occidental: sostener a Kiev en el frente sin traspasar las líneas rojas marcadas por Moscú.
La próxima fase del conflicto dependerá en gran medida de si Washington mantiene el veto o lo flexibiliza, en función de los avances diplomáticos o de la evolución militar en el terreno.