El hidroducto H2Med es una “trampa” energética, según Greenpeace y Fundación Renovables

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El hidroducto H2Med es una “trampa” energética, según Greenpeace y Fundación Renovables

Lo califican de “sueño megalítico ajeno a la realidad” con infraestructuras sobredimensionadas.

Infraestructura de transporte de hidrógeno / Foto: Greenpeace

Infraestructura de transporte de hidrógeno / Foto: Greenpeace

El corredor verde de hidrógeno H2Med, que supondría construir un hidroducto entre Madrid (España) y Marsella (Francia), supone una “trampa” para la transición energética porque se fundamenta en una “oferta artificial” impulsada por el sector gasístico para captar fondos Next Generation de la UE, frente a un futuro energético basado en la electrificación.

Esa es la conclusión principal del estudio ‘Desmontando el hidrógeno: H2Med, coartada para una falsa transición energética’, elaborado por la Fundación Renovables y Greenpeace, y presentado este martes en una rueda de prensa telemática.

“Queremos alertar de la trampa que supone para la transición energética la euforia especulativa que estamos viviendo con el hidrógeno, de la que es su máximo exponente la iniciativa H2Med”, apuntó Fernando Ferrando, presidente de la Fundación Renovables.

Para Ferrando, ese hidroducto supondría “hipotecar” la transición energética al apostar por “una política concesional de infraestructuras que acabaremos tarde o temprano pagando todos, bien como consumidores a través de peajes o simplemente como contribuyentes”. “En la memoria de todos tenemos casos la eclosión de las regasificadoras o la iniciativa Castor, que nos va costando ya 4.400 millones de euros, y que se convirtieron en activos varados antes de su puesta en funcionamiento”, dijo.

El H2Med supone “una coartada” que implicaría la “superproducción de energía renovable” para producir y exportar hidrógeno, pero, según Ferrnando, se trata de “un sueño megalítico ajeno a la realidad del desarrollo actual tanto de la renovables como del hidrógeno”.

No en vano, apuntó que se fundamenta en crear “una oferta artificial” sustituir el hidrógeno fósil por otro de origen renovable. El Gobierno ha fijado que un 25% de las 500.000 toneladas anuales de hidrógeno que se consuman en España en 2030 deberían estar producidas de forma limpia.

“LA MISMA HISTORIA”

Según el informe, el Gobierno español, capitaneado por Enagás y el sector gasista tradicional, ha hecho una apuesta por un proyecto alejado de la realidad del desarrollo de las renovables y de la demanda real de hidrógeno, tanto actual como futura.

Para las organizaciones, la propuesta actual del hidrógeno está sobrevalorada y supone mantener el estatus del modelo actual y de una política energética concesional con los grandes grupos energéticos, cuyo objetivo es la captación de fondos Next Generation EU.

El presupuesto de H2Med se eleva por encima de unos 7.000 millones de euros a construir en unos cuatro años y medio, de los cuales 4.670 millones se adaptarían a las redes nacionales de gas para convertirlas en doble uso, lo que, según Ferrando, implicaría mantener “la apuesta por el gas”.

“Volvemos siempre a la misma historia. No estamos analizando y viendo que el hidrógeno va a ser el vector energético del futuro, sino que el H2Med es la coartada para que el hidrógeno sirva como mantenimiento del sistema de gas. Bajo nuestro punto de vista, el hidrógeno será la guinda de la transición energética, pero nunca el pastel que el Gobierno español, Enagás y las empresas tradicionales del sector energético pretenden”, apostilló Ferrando.

“LA CASA POR EL TEJADO”

Por otro lado, el responsable del área de Clima, Energía y Movilidad de Greenpeace, José Luis García, recalcó que H2Med “empieza la casa por el tejado” porque la transición energética debería sustentarse en el ahorro, el consumo responsable, la eficiencia energética y las energías renovables, lo que implica impulsar la electrificación. “La apuesta por el hidrógeno está sobrevalorada”, aseguró.

Además, indicó que el hidrógeno verde será necesario en un futuro en actividades que no puedan electrificarse, como el transporte pesado por carretera, naval o aéreo, así como en instalaciones industriales. “Todo lo demás va a funcionar con electricidad producida con energía renovable”, vaticinó.

Por ello, sospechó que el H2Med supone “una estrategia para blanquear formas de producción insostenibles”. “El único hidrógeno verde es producido con energía renovable. Por tanto, la producción debe estar basada exclusivamente en el sistema de producción mediante hidrólisis del agua, con una electricidad producida al 100% con una energía renovable”, reiteró.

La UE ha identificado el hidrógeno como un portador energético para cumplir los objetivos climáticos del Acuerdo de París, pero intenta relajar las exigencias para que su producción se haga con energías no renovables. “Hay unas presiones fortísimas del lobby nuclear, procedente en origen de Francia, y del lobby gasista para rebajar las exigencias”, afirmó García.

De hecho, la Comisión Europea considera en su taxonomía verde que el hidrógeno producido con electricidad, de origen nuclear o a partir de gas fósil con captura de CO2 están en la categoría de sostenibles.

“Mientras todos estos problemas no se resuelvan, pedimos desde Greenpeace y de la Fundación Renovables que el H2Med quede fuera de los proyectos de interés común europeos y que no acceda a la financiación del Banco Europeo de Inversiones”, apostilló García.

La apuesta por el hidrógeno debería estar basada exclusivamente en su producción mediante hidrólisis del agua con electricidad de origen 100% renovable y centrada, inicialmente, en la sustitución de la actual demanda de hidrógeno de origen fósil por hidrógeno de origen renovable, según Greenpeace y la Fundación Renovables.

 

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