El desafío ruso pone de relieve las divisiones entre los socios europeos en defensa y energía

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El desafío ruso pone de relieve las divisiones entre los socios europeos en defensa y energía

Los líderes de la Unión Europea se reúnen este jueves en Versalles con el objetivo de reducir la dependencia del gas ruso.

24-12-2020 Banderas de la UE junto a la Comisión Europea Autor: ZHANG CHENG / XINHUA NEWS / CONTACTOPHOTO

Frente al habitual inmovilismo, la invasión rusa de Ucrania ha provocado una rápida respuesta de la Unión Europea, con una oleada de duras sanciones económicas que ha sorprendido a los sectores habitualmente críticos con las políticas comunitarias. Sin embargo, las perspectivas de una integración más profunda, en materias como la defensa común o la economía, siguen chocando con los diferentes intereses nacionales.

Este jueves los líderes de la Unión Europea se reunirán en Versalles (Francia) para intentar profundizar lazos en respuesta al desafío ruso. Un proyecto de declaración de la UE antes de la cumbre, recogido por Financial Times, promete “asumir más responsabilidad por nuestra seguridad y dar más pasos decisivos hacia la construcción de nuestra soberanía europea, la reducción de nuestras dependencias y el diseño de un nuevo modelo de crecimiento e inversión para 2030”.

“Este es el momento de ‘lo que haga falta’ para Europa”, señala al diario británico Roberta Metsola, presidenta del Parlamento Europeo. El objetivo debe ser subsanar las “lagunas fundamentales” de la UE que Vladimir Putin, presidente de Rusia, ha explotado.

Uno de los ejes de esa iniciativa es lograr una rápida reducción de la dependencia energética de la UE respecto a Rusia. La Comisión Europea esbozó el martes un plan para reducir las importaciones de gas ruso en dos tercios en el plazo de un año, y los líderes de la cumbre del jueves se comprometerán a “eliminar gradualmente” la dependencia del bloque del gas, el petróleo y el carbón rusos, según el proyecto de declaración.

En los últimos días, sin embargo, los Estados miembros han discrepado sobre el grado de realismo de ese objetivo, y Olaf Scholz, el canciller alemán, ya ha advertido de que no podría lograrse “de la noche a la mañana”, al tiempo que se ha negado a respaldar un bloqueo de las importaciones de petróleo de Rusia, como han hecho EEUU y Reino Unido.

También están surgiendo diferencias sobre la mejor manera de pagar las ambiciones energéticas y los objetivos estratégicos más amplios de la UE. Los funcionarios de la UE han estudiado la idea de un préstamo adicional de la UE para impulsar el gasto en infraestructuras energéticas o ayudar a responder a la crisis económica desencadenada por la guerra de Ucrania, que se sumaría al actual fondo de recuperación post-Covid de 800.000 millones de euros.

Pero Frans Timmermans, vicepresidente ejecutivo de la Comisión, avisó ayer martes de que Bruselas no tenía previsto emitir nueva deuda conjunta para pagar la inversión en energía. Mientras tanto, la idea de embarcarse en un endeudamiento adicional de la UE tan pronto como el fondo de recuperación inicial haya comenzado a pagar es vista con profundo escepticismo en el norte de Europa.

Sigrid Kaag, ministra holandesa de Economía, declaró a Financial Times el fin de semana que era “comprensible el reflejo” de querer pedir más préstamos. Sin embargo, “nuestra posición, muy sobria, sería: hagamos un balance, averigüemos la gravedad de los daños y… en qué condiciones se podría prestar asistencia o compensación”.

Algunos funcionarios de Bruselas y de los Estados miembros sostienen que el bloque debería centrarse en garantizar que los Estados miembros utilicen los fondos ya disponibles, incluida la utilización de todas las asignaciones de préstamos disponibles en el marco del programa de recuperación de la pandemia.

“Nuestra prioridad debe ser ayudar urgentemente a Ucrania a defender su condición de Estado y preservar su base económica… no buscar fondos adicionales de la UE”, dijo un diplomático de la UE. “Durante algún tiempo, los Estados miembros de la UE seguirán beneficiándose masivamente del fondo de recuperación. Esos miles de millones adicionales deberían ayudarles a capear la situación actual”.

Integración de Ucrania y defensa común

Los países también difieren sobre la perspectiva de que Ucrania se incorpore al bloque, después de que Kiev presentara su solicitud la semana pasada, seguida de Moldavia y Georgia. Mientras que muchas naciones de Europa central y oriental están a favor de que Ucrania se convierta en candidata, otros países, como Alemania, Bélgica y Países Bajos, se muestran cautelosos a la hora de alimentar expectativas poco realistas de una vía rápida de adhesión.

Por último, en lo que respecta a la política de defensa común, la UE se enfrenta a nuevas divisiones sobre el alcance de sus propias prioridades y la mejor manera de integrar sus esfuerzos con los de la OTAN.

El presidente francés, Emmanuel Macron, ha señalado que aprovechará la cumbre de Versalles para avanzar en sus planes, largamente acariciados, de reforzar el estatus de la UE como potencia mundial. “No podemos depender de otros para defendernos, ya sea en tierra, en el mar, bajo el mar, en el aire, en el espacio o en el ciberespacio”, ha defendido.

La UE, que nunca antes había financiado el armamento de un país en guerra, decidió el mes pasado asignar 450 millones de euros para el suministro de armas a Ucrania. Sin embargo, a pesar de las promesas de mayor colaboración en el gasto de defensa y de coordinación para racionalizar la producción de armas, que se reiterarán en la cumbre del jueves, sigue existiendo la antigua resistencia que ha desbaratado estos esfuerzos a lo largo de los años, señala FT.

En la actualidad, los Estados de la UE producen múltiples tipos de tanques y fusiles, así como sistemas de guerra electrónica incompatibles, porque los gobiernos quieren un suministro de armas de fabricación nacional y las fábricas de armas representan un gran número de puestos de trabajo. Pocos países están dispuestos a perder esas ventajas y depender de París, Roma o Berlín para construir sus armas.

En todo caso, la crisis ha puesto de manifiesto una vez más la gran dependencia de la UE de EEUU como socio militar esencial. “Hemos visto la dependencia casi total de Europa respecto a EEUU, no sólo en cuanto a tropas, sino también en cuanto a inteligencia y liderazgo general en la OTAN”, dijo Sophia Besch, investigadora principal del Centro para la Reforma Europea.

“Es una dependencia que se vuelve más peligrosa a medida que se acercan las elecciones en EEUU. La UE no va a ser capaz de asegurar su propia defensa en los próximos dos años”.

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