El ‘boom’ del bitcoin, ¿un desastre medioambiental?

Divisas

El ‘boom’ del bitcoin, ¿un desastre medioambiental?

La minería de esta criptomoneda consume grandes cantidades de energía y la fiebre por la divisa experimentada en las últimas semanas está dejando una huella de carbono preocupante.

    Bitcoin

    La fiebre por el bitcoin ha llevado a la criptodivisa a revalorizarse alrededor de un 1.600% en lo que va de año: comenzó 2017 por debajo de los 1.000 dólares y ha ha llegado a cambiarse por más de 16.000 billetes verdes. El ‘rally’ de la criptodivisa no cesa pese a las advertencias de una burbuja que dejaría pequeña a la de las ‘puntocom’. A estas críticas se han sumado en los últimos días las de otras voces que ponen el foco en la huella de carbono de la moneda digital.

    La minería de bitcoin consume grandes cantidades de energía y provoca la liberación de emisiones contaminantes a la atmósfera. En concreto, según datos recopilados por Digiconomist, una plataforma que proporciona análisis en profundidad relacionados con las criptodivisas, la minería ds esta moneda suma un consumo energético 32 teravatios hora y emite 16.014 kilotoneladas de dióxido de carbono al año.

    Con el ‘boom’ de la criptomoneda, las cifras son cada vez más preocupantes. “Como la minería puede proporcionar una corriente sólida de ingresos, la gente está dispuesta a utilizar máquinas que consumen mucha energía para obtener una parte. Con los años, esto ha provocado que el consumo total de energía de la red de bitcoin crezca a proporciones épicas”, señala la citada plataforma.

    Tan solo 61 países consumirían más energía que toda la red de bitcoin, tomando como referencia las cifras sobre demanda energética de la Agencia Internacional de Energía. Recientemente, un estudio de la firma inglesa PowerCompare aseguraba que la moneda consume más electricidad que 159 países.

    Pero, según Digiconomist el mayor problema de la minería de bitcoin para el medio ambiente no es esta demanda masiva, sino que la mayor parte de la actividad se produce en China y la energía utilizada procede de las centrales eléctricas de carbón del país.

    Más información