El Banco de Inglaterra amplía sus compras de emergencia para abordar riesgos para la estabilidad financiera

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El Banco de Inglaterra amplía sus compras de emergencia para abordar riesgos para la estabilidad financiera

El banco central británico ha decidido reforzar su intervención este martes tras haber sido testigo de una revalorización significativa de la deuda pública británica.

Banco de Inglaterra

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El Banco de Inglaterra (BoE) ha ampliado el alcance de su programa de compras de emergencia de deuda pública (‘gilts’) para incluir los bonos indexados a índices ante el importante riesgo para la estabilidad financiera del Reino Unido que representa el mal funcionamiento de los mercados, según ha anunciado la institución.

La entidad anunció ayer medidas adicionales de apoyo a los mercados de deuda para garantizar un final ordenado de su programa de compras de emergencia, lanzado el pasado 28 de septiembre en respuesta a las turbulencias del mercado y que está previsto que concluya este viernes.

Sin embargo, el banco central británico ha decidido reforzar su intervención este martes tras haber sido testigo de una revalorización significativa de la deuda pública británica, en particular de los ‘gilts’ vinculados a índices.

«El mal funcionamiento de este mercado y la perspectiva de una dinámica de venta forzosa que se autorrefuerce plantean un riesgo importante para la estabilidad financiera del Reino Unido», ha reconocido la entidad.

Por lo tanto, el Banco ampliará el alcance de sus operaciones diarias de compra de bonos para incluir también compras de ‘gilts’ vinculados a índices. Esta medida estará vigente desde este martes hasta el 14 de octubre de 2022 junto con las subastas de compra de deuda convencionales diarias existentes.

«Estas operaciones adicionales actuarán como un respaldo adicional para restaurar las condiciones ordenadas del mercado al absorber temporalmente la venta de ‘gilts’ vinculados a índices que excedan la capacidad de intermediación del mercado», defiende el banco central.

El pasado 28 de septiembre, el Banco de Inglaterra se vio obligado a intervenir «para restaurar el funcionamiento del mercado de bonos del Gobierno a largo plazo y reducir los riesgos de contagio a las condiciones crediticias para los hogares y las empresas del Reino Unido».

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