Más de un centenar de delegados sindicales de Novagalicia se concentraron ayer ante la sede de la Xunta de Galicia, en Santiago de Compostela, para reclamar al Gobierno de Alberto Núñez Feijóo que intervenga en el proceso de reestructuración de la entidad y reduzca el número de despidos afectados por el expediente de regulación de empleo (ERE), que asciende a 2.500 personas.
Según declaraciones recogidas por el faro de Vigo, el responsable de la sección sindical de CCOO, Luis Mariño, declaró que los representantes de los trabajadores decidieron llevar las protestas ante la Xunta porque es la institución “que en su momento apoyó la fusión de las cajas con un estudio pagado por ellos y que finalmente se demostró que no decía lo correcto”.
En una línea similar se expresó el responsable de CIG-Banca, Clodomiro Montero, que se lamentó de que la Xunta debería tener un papel esencial en la reestructuración de la entidad, “pero está mirando para otro lado y con un presidente que no nos atiende”. En la protesta participaron representantes de CCOO, CSICA, UGT, CIG, ASCA y CGT.
La fusión de Caixanova y Caixa Galicia, embriones de la actual Novagalicia, fue un proyecto personal de Feijóo, que temía que la reestructuración del sector financiero dejase a ambas entidades en manos de otros grupos más grandes, y perdiesen así su ‘galleguidad’. La operación contó con las reticencias tanto del Banco de España, como de las propias entidades, ya que se producía un amplio solapamiento de redes, pero finalmente salió adelante in extremis.
Sólo un año después de la fusión, Novagalicia fue rescatado por primera vez. La entidad ha tenido que recibir ayudas públicas ya dos veces. La última inyección, de 5.425 millones de euros, obligará a una fuerte reestructuración de la entidad, que despedirá a 2.500 trabajadores y reducirá drásticamente su balance.
