El empresariado valenciano no parece muy conforme con la labor de Rodrigo Rato al frente de Bankia. A pesar de los últimos guiños del ex ministro de Economía a la región, no olvidan el hecho de que se dejase caer a Banco de Valencia, ni la depuración de los antiguos directivos de Bancaja en el nuevo banco.
La frialdad de las relaciones pudo palparse ayer mismo, cuando Rato recibió en la ciudad del Turia el Premio Tolerancia 2011 que otorga la Federación de Ateneos de España. Sólo el presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, José Vicente Morata, acudió a la entrega.
Por el contrario, y según destaca la prensa regional valenciana, a la entrega del premio no acudió nadie en nombre de Cierval o de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV). Ni siquiera de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), a pesar de que el nuevo vicepresidente de Bankia, Francisco Pons, presidió durante años la organización que integra a los 100 empresarios líderes de la Comunidad Valenciana.
El propio Pons estuvo ausente, aunque curiosamente sí se pudo ver en el acto a José Luis Olivas, su predecesor en Bankia, a pesar de que es un secreto a voces la mala relación entre él y Rato a raíz de la intervención de Banco de Valencia.
En el acto de entrega del premio, además del galardonado, intervinieron el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y ahí tampoco encontró respiro Rato. Barberá le pidió “la máxima sensibilidad hacia los intereses de los valencianos”, tras reivindicar “la seña de identidad de nuestra vida económica que es el Banco de Valencia”. Bankia es el máximo accionista de la entidad regional, que fue intervenida en noviembre del año pasado por el Banco de España y será subastada en la primera mitad del año.
Por su parte, el presidente de la Generalitat valenciana subrayó la “responsabilidad” que tiene Rato y que la sociedad valenciana “tiene puestas sus esperanzas” en él.
