Mariano Guindal, el gran cronista económico de la Transición, decide compartir sus vivencias

Economía

Mariano Guindal, el gran cronista económico de la Transición, decide compartir sus vivencias

Hoy se ha presentado oficialmente el libro ‘El declive de los dioses’, escrito por el periodista económico Mariano Guindal. En una sala de actos, la de la Asociación de la Prensa de Madrid, abarrotada por tres generaciones de periodismo económico y que se ha quedado pequeña (algunos han tenido que escuchar a Guindal desde la calle), este gran cronista -se cuchicheaba por ahí que él destapó el escándalo de Rumasa- ha abordado temas como la actual crisis financiera o el estado en el que se encuentra el oficio del «reportero», como a él le gusta llamarse. Pero sobre todo, Guindal ha hablado de los últimos 40 años económicos de España.

Cuatro décadas llenas de anécdotas entrañables, como cuando tuvo la exclusiva del atentado contra el almirante Carrero Blanco en 1973 y al comunicársela a su jefe de redacción de entonces vía teléfono no le creyeron por estar hablando desde un bar con una cerveza en la mano. Pero fiel a sus constantes guiños a las nuevas generaciones de periodistas, este testigo de excepción al verme hizo un hueco entre abrazo y abrazo a sus veteranos compañeros de trinchera y me dedicó unos minutos de su tiempo.

Lo más difícil fue llegar hasta él. Que es un tipo respetado salta a la vista a juzgar por la cantidad de personas que han asistido a la presentación. Pero las muestras de afecto demostradas al final de su intervención pusieron en evidencia que también es alguien querido dentro de un gremio que cada vez se encuentra más enfrentado. En gran parte por culpa del escaso tributo que se rinde hoy en día a esa gran práctica llamada «patearse la calle» (ergo, el escaso contacto ‘sano’ entre reporteros) y, en otra parte, por lo de siempre: la guerra entre los diversos medios. No obstante, en cuanto su mujer Mar Díaz-Varela -que también ha colaborado en el libro- le comentó que había un «joven periodista» esperando para hacerle unas preguntas, Guindal hizo el mencionado paréntesis, notificó a todo el mundo que iba a atender a «la persona más importante de la sala» y se sentó al tiempo que se ponía en marcha mi discreta Philips.

Como durante la presentación escuché en un par de ocasiones que Guindal es un gran experto en China me vi obligado a preguntarle por los temores que, no hace demasiado, pude leer en un indescifrable informe del Banco Mundial o algo así. Al parecer, en una década Pekín gobernará el mundo. Y ello conllevará un cambio cultural en el que una práctica tan querida como la siesta no se concibe, así como un tampoco se va a entender eso de tener un mes entero de vacaciones. ¿Cuando mira a China y su avance económico sientes curiosidad o miedo? Apenas duda al contestarme: «Miedo». «Todo nuestro afán era tener un estado del bienestar como Suecia o Alemania, pero nuestro estado del bienestar es deficitario, además de estar financiado por los chinos», explica Guindal. Continúa: «¿Los chinos van a financiar nuestro excesos cuando ellos no tienen ni seguridad social, ni seguro de desempleo, ni sanidad…? Esto ha cambiado, el que presta impone las condiciones, y sus condiciones se resumen a que si ellos trabajan como chinos, nosotros también», sentencia.

No sin preocupación por lo que acabo de escuchar -¡la siesta será historia!- paso al siguiente asunto. Aunque es un tema reciente que aún sigue siendo noticia, como el tiempo vuela y lo que hoy se publica mañana puede estar más pasado de moda que las Spice Girls, no quiero dejar marchar la oportunidad de preguntarle al veterano reportero de La Vanguardia por las declaraciones del supuesto ‘trader’ al que entrevistó la BBC el pasado lunes por la noche. Aunque poco después se ha tenido conocimiento de que Alessio Rastani ha resultado ser algo así como un impostor. Pero lo que dijo ha calado en la sociedad; como aquello de que los gobiernos no gobiernan nada, sino que en su lugar lo hace el banco más rentable de la historia y que no es otro que el estadounidense Goldman Sachs. «Esto es como la historia del rey desnudo al que todo el mundo elogia hasta que un niño grita que está desnudo y se arma un gran escándalo… ¡porque en realidad está desnudo!», explica Guindal para añadir que «sea quien sea este farsante, lo que dice es verdad». Aunque el cronista matiza que algunos puntos del discurso de Rastani son exagerados: «Yo no creo que el mundo vaya a terminar en catástrofe, y creo que vamos a mejorar en un par de años. Pero ahora estamos al borde del precipicio y debemos reaccionar». «Si estamos en un mundo global debemos tener unas leyes globales, y ése es el gran reto», expone. ¿Es la solución de España salirse del euro? «No, pero este euro no nos da soluciones; hay que luchar para conseguir ser los Estados Unidos de Europa».

Se hacía tarde y los avisos de los organizadores para que fuese terminando la entrevista arreciaban, así que pasé de largo otros asuntos de actualidad como las próximas elecciones generales (previamente, durante el acto, Guindal comentó que Mariano Rajoy tendrá 100 días para actuar según llegue a La Moncloa si quiere conservar su credibilidad). Me centré en su libro. En esta ocasión el autor respondió en pocas palabras: «Es el ‘Cuéntame’ de la economía española». Se trata de un joven reportero -«como tú te verás hoy dentro 40 años», dice- que escribe lo que ha vivido y lo que le han contado sus compañeros, entre los que por cierto menciona a mi propio jefe -«el periodista más fiable del periodismo español»- al que Guindal debe el capítulo sobre el impuesto revolucionario que pagaban los banqueros vascos a ETA. Llegados a este punto el cronista no quiere dejarme marchar sin darme un consejo: «ayuda a tus compañeros, ayuda a que se ganen el sueldo y ellos te ayudarán a que te ganes el tuyo».

Y ya que hablábamos de periodismo, tuve que preguntarle sobre la anécdota en relación al atentado de Carrero Blanco. ¿Has tirado alguna vez una buena exclusiva a la basura? «Qué pregunta tan difícil», contestaba Guindal tras pensárselo unos segundos. Acto seguido se decidió: «Hay a veces que sí. Yo creo que todos los que tenemos responsabilidades debemos diferenciar entre la exclusiva y la veracidad. Tú ganas el prestigio en 40 años y lo pierdes en 5 minutos. Un responsable quiere sobre todo que lo que se publique sea cierto, por lo tanto puedes tener una gran exclusiva, pero si no está totalmente confirmada no la publicas pues lo más importante es dar confianza al lector de que lo que cuentas es verdad». Esa es, continuó explicando el cronista, la gran diferencia entre el papel e Internet. «En Internet se publica todo» dice. Y explica que hasta que la seriedad que prima en el papel no se traslade al soporte digital seguiremos estando inmersos en la transición en la que se encuentra ahora mismo la industria de los medios.

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