Pintada en calle de La Habana
Hay de todo. Desde los solos de violín hasta los que tienen terror pánico a opinar por el qué dirán en las alturas más aquellos que lo hacen con total frenesí ofensivo a veces fuera de contexto. Muy airado y díscolo que se encuentra parte del personal insular, rayando casi en una patología ya presente pero aún no registrada.
Usted ofrece su opinión sobre arquitectura y sale otro echando pestes del problema alimentario, el transporte o la salud. En temas propiamente sociopolíticos los tenemos que no se precisa de un análisis clínico porque en sus textos se refleja el sanguinolento odio mezclado con la mala voluntad. En ocasiones, algo sensato en los horizontes mentales.
De tal modo, que mucho ojo con lo que se escribe no sea cosa que alguien, en retrospectiva, sostenga que nuestra progenitora era una puta callejera y uno, un malnacido por un descuido en la pirueta.
Buenos días, que poco importa sea la mañana, tarde, noche o madrugada…
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Das los buenos días y te reprochan con indecencias
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