Cuerpo a cuerpo mañana, tarde y noche

Cuba

Cuerpo a cuerpo mañana, tarde y noche

En Cuba, los mayores buscan trabajos adicionales porque lo recibido después de tantos años de labor no alcanza para vivir y, en otros casos, para sobrevivir.

Un vendedor con mascarilla por el coronavirus en una calle de La Habana

Un vendedor con mascarilla por el coronavirus en una calle de La Habana (foto de archivo).

No tuve que consultar la opinión y experiencias de algún que otro sabio o celebridad. Aferrarse al recuerdo de otros tiempos, con manos temblorosas, andar lento y zigzagueante, es la señal indicada para la necesaria tranquilidad en todos los órdenes, la bienvenida a la ancianidad, mérito que no todos alcanzan.

Pero en Cuba no puede ser así. Como temerario guerrero, hay que continuar en plena lucha. Lo dice una consigna muy socorrida, aplicada hasta en el acto de hacer el amor o prepararse un tentempié: “seguimos en combate”.

En cualquier sitio desarrollado o mediamente alcanzado, el jubilado se toma su tiempo en viajar, conocer otros sitios, cultivar un pequeño huerto o estar pendiente de un jardín además de pasear al perro. Aquí en la isla, a buscar un trabajo adicional porque lo recibido después de tantos años de labor no alcanza para vivir y, en otros casos, para sobrevivir.

Ningún derecho de prioridad para los ancianos, ninguna opción de beneficio económico por tantos años a cuestas a pesar de todo lo que se dice y divulga. Ahí está, en una dulcería privada, una tenue señal de reconocimiento; un 5% de rebaja cuando superas las seis décadas.

De aplicarse tales decisiones, en un país envejecido como pocos porque los jóvenes emigran en estampida nunca vista, habría que invertir las satisfacciones y estímulos para evitar el éxodo y que no tengamos que pagar a la vuelta de una esquina la factura de una nación sin fuerza de trabajo, sin relevo. Veinte y tantos enfermos por un enfermero hospitalario me dicen en voz baja.

Pero el momento es el peor de todos. Por buena que sea la política, la economía no podrá respaldarla. El país está endeudado de pies a cabeza. Habrá que esperar por mejores tiempos aunque algo podría adelantarse.

Lo más parecido, en versión caribeña, al dilema shakesperiano de ser o no ser. Faltan alicientes, incentivos para jóvenes y viejos imposibles de alcanzar ni por una generosa donación de leche en polvo descremada o celulares de última generación.

Así es, seguimos en pie de lucha. Cuerpo a cuerpo para ser más precisos. Al parecer, sin apagones y los riesgos que siempre conlleva el combate nocturno.

Más información