El encendido: lo que bien empieza…

El Rincón del Habano

El encendido: lo que bien empieza…

Un mal encendido puede hacernos pensar que un cigarro está mal torcido o mal conservado cuando no es así. Por eso es importante tomarse el tiempo necesario en este rito que resulta fundamental para la buena marcha de la fumada. Para encender su cigarro utilice cerillas de madera (nunca de cera), pero sólo después de que la cabeza de fósforo se haya consumido, o encendedores de gas, pero nunca de gasolina ni velas porque su olor puede transmitirse al “tabaco” (como llaman a los cigarros en Cuba) y echar a perder su sabor. Lo ideal, sin embargo, son las láminas de madera de cedro.

Aproxime la llama al pie del cigarro, chamusque toda la circunferencia de la boquilla y sople para que se forme una brasa uniforme. A continuación, y ya con el “tabaco” en los labios, enciéndalo otra vez e inhale mientras rota el cigarro en sus dedos para que prenda de manera uniforme. Cuanto más calibre tiene un puro, más tiempo hay que dedicar a su encendido.

Si su cigarro se apaga, pues nada, enciéndalo rápidamente otra vez, retirando previamente la ceniza.

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