Las terapias antiestrés y el regreso de los viejos ‘hobbies’ analógicos explican el fenómeno. Puede parecerles increíble, pero es cierto. El último gran fenómeno editorial que parece haberse convertido en el gran salvavidas mundial de la industria son los libros para colorear, diseñados específicamente para entretener a los adultos.
Sólo en EEUU, y en lo que va de año se habrían vendido más de cuatro millones de unidades de estos juguetes analógicos interactivos. En las librerías de siempre y en las plataformas electrónicas como Amazon, donde ocho de los veinte títulos más vendidos pertenecen a esta categoría.
La bola de nieve parece estar sólo en sus inicios. Según una información del New York Times, en algunas de las editoriales como Dover Publications o Quarto Publishing, que se han especializado en este segmento se asegura que se reciben más de 60.000 pedidos diarios desde librerías repartidas por todo EEUU. Y no dan abasto.
Hay unas cuantas explicaciones, todas bastante singulares, sobre los posibles motivos de un fenómeno que ya empieza a generar hasta clubs de aficionados. Una de ellas sería la llamada ‘arteterapia’, la búsqueda de sistemas ‘naturales’ para combatir la ansiedad y el estrés. Y por lo visto, colorear funciona.
Y también el ‘redescubrimiento’ de las virtudes que han caracterizado siempre a los libros de papel, esos viejos artefactos analógicos de ocio. Son relajantes, portátiles, sin conexión, ni baterías.
