Compras
Comprar moda a crédito ya no es una excepción, es tendencia. Lo que comenzó con electrodomésticos y viajes, hoy llega a camisetas, zapatillas o gafas de sol. Plataformas como Scalapay, Klarna, seQura o Aplazame ofrecen pagos fraccionados sin intereses que, si bien suenan atractivos, están alimentando una cultura del consumo instantáneo que puede derivar en sobreendeudamiento, especialmente entre los jóvenes.
Pepa Bueno, directora de la Asociación Creadores de Moda de España, reconoce que esta opción es cada vez más habitual: «Muchos jóvenes la eligen porque no tiene intereses». Lo que no se dice tan abiertamente es que esta facilidad de compra sin esfuerzo inmediato puede fomentar hábitos financieros poco sostenibles.
Scalapay presume de tener más de 8.000 marcas asociadas y una clientela que supera los ocho millones de usuarios. Ofrece hasta cuatro cuotas sin intereses para adquirir ropa, joyas, calzado o accesorios. Aplazame permite pagar hasta en 24 plazos, incluso para compras pequeñas, lo que difumina la percepción de gasto real.
Se puede pagar en cuotas sin intereses por un vestido… o por una camiseta de 30 euros. El modelo normaliza el microcrédito cotidiano
Estas plataformas no requieren justificar ingresos ni comprobar solvencia en muchos casos, y su estrategia se basa en facilitar el clic rápido, sin reflexión, ni evaluación crítica del gasto. La promesa de “sin intereses” esconde el verdadero interés: enganchar al cliente a la compra continua.
El informe ‘The State of Shopping 2025’, promovido por Scalapay, anuncia que para 2030 los métodos como el BNPL (Buy Now, Pay Later) representarán el 82% de las transacciones de ecommerce a nivel mundial. Lo que parece una oportunidad de acceso para muchos, también plantea interrogantes sobre la sostenibilidad financiera de una generación que compra antes de tener el dinero.
Además, plataformas como Klarna, aunque más estrictas con el análisis crediticio, han creado un ecosistema donde consumir sin tener liquidez ya no es una excepción, sino la norma.
Comprar a crédito ya no requiere grandes sumas ni papeleos: basta un clic y un DNI
Detrás del fenómeno hay una potente estrategia de marketing emocional y aspiracional. Klarna, por ejemplo, patrocina la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid y Madrid es Moda, aliándose con el prestigio del diseño español para legitimar su modelo de negocio.
Así, el mensaje que llega al consumidor no es financiero, sino estético: “Compra lo que deseas, ya lo pagarás”. La deuda se viste de tendencia, y el crédito de “estilo”.
Las grandes plataformas no solo venden financiación: venden deseo, urgencia y moda sin espera
El acceso a bienes que antes estaban fuera del alcance de muchos se presenta como un avance. Pero ¿qué consecuencias tiene comprar todo a plazos, incluso lo banal?. El riesgo es una generación acostumbrada a no esperar, a consumir sin ahorro y a vivir al límite del descubierto.
Lo que se vende como inclusión financiera podría derivar en una exclusión futura si los compradores pierden el control de sus finanzas. La moda rápida a plazos puede salir cara si se convierte en hábito.
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