La nueva amenaza arancelaria del presidente de EEUU, Donald Trump, ha encendido las alarmas en Europa. A partir del 1 de agosto, los productos de la UE podrían enfrentarse a un arancel del 30% al entrar en territorio estadounidense. Ante esta situación, el Gobierno español, a través del ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, ha cerrado filas con Bruselas en busca de una salida diplomática, sin descartar represalias si las negociaciones fracasan.
España defiende una solución negociada para frenar los aranceles
El ministro Carlos Cuerpo ha utilizado su cuenta en la red social X para dejar clara la postura del Gobierno español frente a la escalada comercial que amenaza las relaciones entre la UE y EEUU. “Seguimos apoyando a la Comisión en la búsqueda de una solución negociada y la defensa de los intereses europeos”, ha escrito.
La medida anunciada por Trump, que prevé imponer aranceles del 30% a los productos europeos a partir del 1 de agosto, ha sido calificada por Cuerpo como “perjudicial para todos”, al advertir de su impacto negativo en las cadenas de valor transatlánticas y el comercio internacional.
“Nuestro Plan de Respuesta sigue activado para proteger a empresas y trabajadores”, ha añadido el ministro
Bruselas no descarta contramedidas si no hay acuerdo
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, también se ha pronunciado tras el anuncio de Trump. Desde Bruselas ha reiterado su disposición a negociar con EEUU, pero ha advertido que, si no se llega a un acuerdo antes del 1 de agosto, la Unión Europea está lista para aplicar contramedidas “proporcionadas” con el fin de “salvaguardar” los intereses europeos.
Este nuevo capítulo de tensiones comerciales recuerda al conflicto arancelario vivido durante el anterior mandato de Trump, cuando se impusieron gravámenes a productos como el acero, el aluminio, el vino o el aceite de oliva, provocando millones en pérdidas para exportadores europeos.
Impacto económico y respuesta europea coordinada
La imposición de estos nuevos aranceles podría tener un fuerte impacto económico en sectores clave de la economía europea, como el agroalimentario, la automoción o la industria química. España, como uno de los principales exportadores dentro de la UE, está especialmente interesada en frenar esta ofensiva proteccionista.
Desde el Ejecutivo se insiste en la necesidad de una respuesta europea coordinada, basada en el diálogo, pero firme ante posibles agresiones comerciales. El Plan de Respuesta español contempla medidas de apoyo a las empresas exportadoras y contactos diplomáticos para reforzar la posición europea en la mesa de negociación.