¡Atrapar al criminal!

Desde el Malecón

¡Atrapar al criminal!

Este proceso galopante de inflación ha provocado, entre otras causas, un incremento de los robos en viviendas y hasta en plena calle.

Ladrón

Ladrón

Cualquier anciano en estos días en Cuba habrá de recordar aquel animado que en la niñez vimos por tv hasta el cansancio, donde el intrépido miembro de la Policía Montada, Huckleberry Hound perseguía, encima de un trineo, a un malvado ladrón nombrado Pierre y durante la persecución no hacía más que repetir “¡Atrapar al criminal!”.

Aunque quien suscribe desconoce las estadísticas, este proceso galopante de inflación ha provocado, entre otras causas, un incremento de los robos en viviendas y hasta en plena calle a cualquier hora del día o de la noche porque ya los amigos de lo ajeno no se toman el trabajo de cometer fechorías amparados en la noche o los apagones.

Muy raro, pero que muy raro que no exista alguien que no pueda contar uno, dos y hasta tres robos en su zona de residencia en los últimos tiempos.

Y ahí estaba un familiar recién salido de una operación oncológica en espera junto a otros con iguales motivos, por la primera consulta con la cirujana cuando de repente la doctora debió abandonar a toda velocidad el local ante un llamado policial informándole le habían robado en la vivienda en torno a las nueve de la mañana.

Ello molesta y hasta desequilibra al más ecuánime. Así sea un simple balde de limpieza, dos toallas o todo un grupo de efectos electrodomésticos casi irremplazables por no decir una bolsa con cuatro trozos de pollo.

Ya es hora de escarmientos públicos. Nos están robando hasta la tranquilidad en momentos de constante tensión y angustia. Atrapar al criminal y, además de la prisión, sentarlo a cada rato entre los pacientes de su víctima, una doctora que ha salvado muchas vidas en su lucha contra el maldito cáncer.

Postdata obligatoria. Transcurridas menos de 48 horas, vecinos de 5ta. A entre 88 y 90, municipio Playa, frustraron un robo en el apartamento de otra doctora, Yanara. Aplaudible su actitud de vigilancia y un rápido actuar de la policía especializada. Cursado al aviso a un amigo médico, respondió: “Enterado. En mi dormitorio, la tendedera con las batas, medias y calzoncillos”.

Más información