«Why Italy Matters (Por qué importa Italia)»

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«Why Italy Matters (Por qué importa Italia)»

La actividad económica en la zona del euro crece a un ritmo muy modesto: el riesgo de que las perspectivas de futuro se deterioren es significativo. En este escenario, Italia parece particularmente vulnerable debido a razones de índole doméstica bien conocidas por todos: mucha deuda pública, la incertidumbre que rodea la situación política y el titubeo reinante a la hora de adoptar las medidas necesarias para impulsar el crecimiento. Pero lo cierto es que la complejidad de esta situación esconde el hecho de que Italia se encuentra entre los países más ricos de Europa, ya que cuenta con valiosos recursos y grandes oportunidades dispuestas a ser explotadas.

Junto a Alemania, Italia es uno de los países más industrializados del mundo: su producción industrial per capita es equiparable a la de Japón y superior a la de EEUU. La presencia de grupos empresariales (en italiano: distretti) es uno de los rasgos destacados de la economía: tenemos 138 distretti involucrados en los sectores tradicionales y 19 grupos empresariales de carácter tecnológico, donde los expertos interactúan a su vez con otras grandes compañías, universidades y centros de investigación.

Incluso durante la crisis, la industria manufacturera italiana ha registrado un superávit en su balanza comercial. Con arreglo al índice de cumplimiento comercial calculado por Unctad – WTO -que toma en consideración la balanza comercial, exportaciones per capita, cuotas de mercado mundial, el grado de diversificación dentro de los macrosectores y la diversificación por mercados geográficos- Italia aparece justo detrás de Alemania. Somos líderes mundiales en textiles, productos confeccionados con cuero y vestimenta, y estamos posicionados como segunda potencia en un amplio número de sectores vinculados total o parcialmente a la tecnología (como el de la fabricación de maquinaría eléctrica y no eléctrica, por ejemplo).

Debido a su flexibilidad y especialización, las pequeñas y medianas empresas son la columna vertebral de la economía italiana como lo demuestra el hecho de que el 70% de las exportaciones nacionales corren de su cuenta. Un clima de competencia al alza implica reforzar las áreas de I+D, promoción y distribución: y las ‘pymes’ italianas han respondido al reto creciendo para poder explotar el potencial de las economías a escala en el marco de sus actividades. También el patrón de la especialización está cambiando: los sectores más tradicionales y menos tecnológicos son aún robustos, pero la importancia de los sectores más involucrados con la tecnología crece. Además, aunque el mercado laboral italiano tenga fama de rígido, enfocándolo desde una perspectiva europea se puede afirmar que la flexibilidad del mismo ha aumentado sustancialmente durante la última década gracias a la liberalización de los contratos temporales.

La capacidad ahorrativa siempre ha sido un recurso histórico dentro de la economía italiana: en 2010 la riqueza neta de los hogares italianos multiplicaba por ocho su renta disponible, una de las cifras más altas del mundo. Por un lado, la riqueza de los hogares puede compensar la enorme cantidad de deuda pública contraída, y por el otro dota de un gran atractivo y una gran solidez a la economía italiana.

La crisis ha demostrado además la salud del sistema financiero italiano. En Italia no se ha necesitado acudir al rescate de ningún banco y la ayuda del Gobierno al sector ha sido insignificante: apenas un 0,3% del PIB ha sido destinado a la compra de bonos híbridos (más conocidos como bonos Tremonti) emitidos por entidades de tamaño medio.

El gasto relacionado con las jubilaciones es una de las presiones más importantes en el largo plazo. Aunque a pesar de haber registrado unas cifras altas en 2010 (el 26% del PIB frente a la media de la UE, fijada en el 23% del PIB), se espera una dinámica más modesta por parte de Italia hasta el 2060. Gracias a las reformas que se acometieron en la década de los años 90, Italia se encuentra ahora entre los pocos países que cuentan con un sistema de pensiones contributivo; es más, la edad de jubilación en el país se ha asociado, durante 2010, a las tendencias demográficas y por eso se ha aumentado la edad de las mujeres hasta los 65 años.

Analizando estas circunstancias potenciales, Italia puede superar la difícil coyuntura actual y regresar al camino del crecimiento económico. Por eso considero que, a pesar de la crisis, Italia importa.

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