Irlanda presiona para que Bruselas se haga cargo de sus crisis bancaria

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Irlanda presiona para que Bruselas se haga cargo de sus crisis bancaria

Irlanda se ha plantado. El recién elegido primer ministro del país, Enda Kenny, quiere que Bruselas asuma su crisis bancaria, que parece no ver una solución a medio plazo a pesar de haber recibido -el país- un rescate financiero el pasado mes de noviembre. Y sus peticiones podrían haber sido, esta vez, escuchadas, ya que parece que el BCE está dispuesto a asumir la gestión de las instituciones financieras celtas. Además, el regulador estudia la creación de un nuevo fondo para los bancos de la zona del euro que tengan dificultades con su reestructuración.

Varios funcionarios del BCE que han sido citados por diversos medios especializados han asegurado que las entidades del país requieren más ayuda y que está en marcha la creación de una nueva facilidad de crédito que reemplazaría a la actual línea de Asistencia de Liquidez de Emergencia (ELA por sus siglas en inglés). Uno de estos funcionarios, citado por el rotativo The Wall Street Journal, sugirió que el BCE podría anunciar en breve la creación de un fondo denominado «Facilidad para bancos en Reestructuración» que podría regularizar la actual situación y ganar tiempo para permitir un saneamiento ordenado de los balances de los bancos irlandeses, en primer lugar. «Probablemente tendría un plazo indefinido y ligado a condiciones estrictas bajo la supervisión regular del Consejo de Gobierno del BCE», apuntó.

Este último punto hace suponer que podría estar en marcha un nuevo mecanismo, sin precedentes hasta el momento, de salvamento de bancos en la región a cambio de que la institución que actualmente preside Jean-Claude Trichet se haga responsable de ellas y, por lo tanto, sustituya en este caso concreto al Banco de Irlanda en sus competencias directas. Con este movimiento el BCE parece haber vuelto a ejercer, según opinan los expertos, de barrera entre la falta de consenso en Bruselas y la especulación financiera, tal y como ya hizo cuando accedió a adquirir deuda soberana de los países con problemas en la región.

Esta posibilidad surge después de que a primera hora de la mañana medios como Dow Jones se hicieran eco, citando a otro funcionario del BCE, de que ante los resultados de las pruebas de solvencia realizadas a la banca irlandesa, y que serán publicados este próximo jueves, la instituciones financieras del país necesitarían entre 18.000 y 23.000 millones de euros para lograr sobrevivir en el medio plazo. Muchos analistas estimaban que esta cifra sería superior, de unos 35.000 millones de euros.

La cantidad estimada por la fuente del BCE, sumada a los 60.000 millones de euros prestados supuestamente del depósito de emergencia del supervisor bancario europeo el pasado mes de febrero, y a los 117.000 millones de euros que también fueron prestado a través de operaciones más convencionales, convierten a las instituciones financieros de Irlanda en receptoras de un tercio de las ayudas que el BCE ha brindado a los bancos de la zona del euro a día de hoy.

La noticia surge en medio de la polémica que rodea el rescate financiero del que fue objeto Irlanda el pasado mes de noviembre. El primer ministro Enda Kenny lleva varios días exigiendo a Bruselas una reducción de los tipos de interés a pagar por el mismo, que actualmente se encuentran en el 6%. Sin embargo, y hasta el momento, esta petición no ha sido atendida. El BCE –que también participó en el rescate- no parece cómodo cediendo a las presiones políticos de un Gobierno de la región. Los demás países de la zona del euro, con Alemania y Francia a la cabeza, exigen que a cambio de una reducción de los tipos, Dublín incremente el impuesto sobre sociedades, que se encuentra en el 12,5%, el más bajo de la zona del euro. Pero Dublín dice que esta tasa no es negociable.

Mientras, la deuda soberana de Irlanda empeora. Los bonos a diez años ya superan el 10,1% de rentabilidad, lo que significa que los mercados internacionales cada vez confían menos en la solvencia del país.

Las instituciones financieras más afectadas del país son el Bank of Ireland, Allied Irish Banks, Irish Life & Permanent y el Educational Building Society.

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