Y Carmena volvió a ser el Grinch

Chismes y apuntes

Y Carmena volvió a ser el Grinch

Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid

La decisión de restringir el tráfico de la Gran Vía de Madrid ha vuelto a servir de excusa para criticar al Ayuntamiento. Da igual que en 2003 el Ayuntamiento de Madrid llevara a cabo con éxito una medida similar. Da igual que fuera el gobierno municipal de Alberto Ruíz-Gallardón quien lo hiciera. Da igual que decenas de ayuntamientos hayan peatonalizado – con éxito comercial – el centro de las ciudades. Y por supuesto, da igual que la contaminación del aire en Madrid supere el límite permitido por la ley.
 
Lo relevante aquí es que Manuela Carmena ha vuelto a hacerlo. Ha vuelto a destruir la Navidad de los madrileños.
 
La decisión del Ayuntamiento de Madrid de restringir el tráfico de la Gran Vía ha minado la ilusión de todos los madrileños, y por ende, de todos los españoles, que observan con estupefacción la decisión inaudita del consistorio. ¿A quién se le ocurre, aparte de a Londres, Paris, Roma, Bruselas, Barcelona, Bilbao, Sevilla, Granada o Málaga, ampliar el espacio peatonal del centro?
 


El líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón, y el concejal de Ahora Madrid, Guillermo Zapata, han intercambiado en las redes sociales sus puntos de vista sobre la cuestión. Y ambos han llegado a la conclusión de que algo así solo se le podría ocurrir a alguien con voluntad de “destruir” la Navidad.
 
Garzón amplia la crítica al plausible centralismo mediático que ha envuelto a la noticia. La peatonalización de la calle Larios en Málaga o la restricción al tráfico en la Gran Vía de Bilbao no supusieron ningún riesgo para la Navidad, desde luego. Es más, en ambos sitios los comerciantes acabaron por aumentar considerablemente sus registros económicos. Sin embargo, mientras lo que ocurre en Málaga se queda en Málaga, lo que sucede en Madrid sucede en todo el país. Por algo es la capital.
 
El portal ecomovolidad.net recordó esta semana que la peatonalización en 1968 de la calle Preciados y El Carmen de Madrid comenzó con el boicot de los comerciantes de la zona. A día de hoy, ninguno de ellos querría ver coches frente a su escaparate. “Ni en pintura”, aseguraba un comerciante de la zona céntrica y peatonal de Madrid.
 
Sin embargo, la decisión de este año del Ayuntamiento de Madrid no ha gustado a determinados sectores políticos. Por ejemplo, el Partido Popular se ha mostrado muy crítico con una medida que considera “improvisada” y que perjudica a la economía de la ciudad.
 
Una opinión muy distinta a la que tenían en 2003, cuando Jesús Mora, Delegado de Seguridad del Ayuntamiento de Madrid, aseguraba que la restricción al tráfico en la Gran Vía recuperaba la ciudad “para sus habitantes y sus peatones”.
 


Trece años después, las tornas han cambiado, y Carmena ha vuelto a erigirse, una Navidad más, en el Grinch de la ciudad.
 
 
 
 
 

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