El Valle de los Caídos es un monumento franquista arquitectónicamente hortera y simbólicamente atrabiliario que a mucha gente le repele. A un tal Txomin Mirena, que funge de vintage hooligan etarra, le parece que en nuestro país todavía han caído pocas bombas, se han escuchado pocas explosiones de dinamita y se han disparado pocas pistolas en la nuca, y para arreglarlo pretendía que se bombardease el Valle de los Caídos. ¡Coño! El Valle de los Caídos es un monumento franquista arquitectónicamente hortera y simbólicamente atrabiliario que a mucha gente le repele. Yo me confieso, para que no queden dudas, entre los que no están de acuerdo con su existencia y conservación fiel a los principios de enfrentamiento con que fue creado.
Opino, también para que no queden dudas, que algún Gobierno deberá intentar consensuar cuanto antes su futuro con las demás fuerzas políticas y darle otra orientación más estimulante para la buena convivencia entre los españoles. Pero el tal Mirena parece que no está de acuerdo con mi opinión -que tiene poco peso pero es compartida por muchos ciudadanos que defendemos la paz y rechazamos la violencia- y quiere cortar por lo sano mandando una escuadrilla de cazas ligeros a convertirlo en escombros. Esperemos que este sujeto nunca tenga armas a mano ni coincidamos cerca.
La Audiencia Nacional ya le ha juzgado por enaltecimiento del terrorismo y le ha condenado a año y medio de cárcel. Bueno. No soy proclive a enjuiciar a los jueces ni a criticar las sentencias porque para eso tenemos un sistema judicial garantista, pero entiendo que disparates como éste, expresados en una red social, aunque haya sido como quiero sospechar bajo los efectos del alcohol, no pueden quedar impunes. La gente de a pie queremos vivir en paz, sin tener que escuchar tiros, como ETA nos tenía acostumbrados, ni a sufrir bombardeos como los de los alemanes sobre Guernika.
Lo más preocupante, al margen de semejante exabrupto es que expresiones de esta naturaleza se escuchen cada vez con mayor frecuencia. Es triste que haya personas que todavía pretendan defender e imponer sus ideas con pólvora. El Valle de los Caídos en su concepción patriotera actual es un error. Pero por fortuna quienes no estén de acuerdo tienen libertad para expresar su rechazo, para proponer y hasta votar alternativas pacíficas, que existen en un sistema democrático; cualquiera menos pretender resolverlo manu militari, como fue creado.
