El San Lorenzo de Almagro, uno de los grandes clubs porteños, va a cambiarle el nombre a su estadio que pasará a llamarse Papa Francisco. La Iglesia y el fútbol nunca han estado reñidos, que se recuerde, pero desde que un hincha de tomo y lomo como es Jorge Mario Bergoglio está sentado en la silla de San Pedro, la cosa parece que va a más. Hay quien pronostica hasta que pronto habrá un estadio en el recinto del Vaticano, el único Estado que no lo tiene, con su correspondiente selección. De momento el San Lorenzo de Almagro, uno de los grandes clubs porteños, va a cambiarle el nombre al suyo que pasará a llamarse Estadio Papa Francisco.
Francisco o Bergoglio será así el primer Papa que después de dos mil años largos de gobierno de la Iglesia dará nombre a un estadio de fútbol, al estadio además en que durante varias décadas volcó su afición y ejerció como un hincha moderadamente exaltado. Cuentan los más antiguos del lugar que ya cuando era niño acudía de la mano de su padre a los partidos y, desde entonces, su afición nunca decayó. Prosperó en la carrera eclesiástica, fue asumiendo mayores y mayores responsabilidades hasta llegar a arzobispo de Buenos Aires y cardenal, pero su fidelidad deportiva al San Lorenzo nunca flaqueó.
Ya se sabe que en la vida se puede cambiar de esposa o marido, de partido político y hasta de creencia religiosa, pero de equipo de fútbol, no. Nunca. Monseñor Bergoglio fue siempre fiel a su equipo, debatía su forma de jugar, iba a los partidos con su hábito arzobispal, bendecía las instalaciones y equipamientos cada temporada, y nunca le faltaba tiempo para atender en confesión a los jugadores más devotos que se acercaban para que les diese la absolución a sus pecados.
Los aficionados siempre valoraron su compromiso con el equipo y son muchos los que esperan que ahora sus altas influencias espirituales ayuden a que las vitrinas de trofeos se vean cada vez más repletas con los testimonios de sus victorias. La propuesta para poner su nombre al estadio cayó bien, en general; el presidente la presentó hace una semana, la Directiva del Club la debatió en cónclave cerrado y la respaldó casi por unanimidad. Sólo un miembro sorprendió a los demás absteniéndose.
