Multas para la crisis

Crisis

Multas para la crisis

Diego Carcedo, periodista y escritor

El Estado engrosó sus cuentas con 182 millones y medio de euros fruto de las multas. El Gobierno, y con él las comunidades autónomas y los ayuntamientos, que también están a la que salta, han encontrado un filón excelente para trampear la crisis con sus déficits en las multas. Los agentes de la autoridad, bien provistos de órdenes para ser estrictos, cada vez se muestran más ágiles tirando de block para redactar sanciones. Rajoy y sus ministros tratan de disimular las subidas de impuestos, que tanto chocan con sus tesis políticas, y a la chita callando nos la clavan multiplicando las multas.

Una respuesta parlamentaria que pasó recientemente inadvertida en el Congreso revela que en los seis primeros meses del año el Estado engrosó sus cuentas con 182 millones y medio de euros fruto de las multas. Un pastón que Montoro debe contemplar con sus ojitos conejiles como agua caída en mayo con lo cual, de todos modos, tampoco consigue frenar la deuda pública, que ya ha rebasado el billón. Las multas deben servir como instrumento para frenar las infracciones a las leyes, no para fines lucrativos.

Sin embargo ahora se las ha convertido en fuente de ingresos que algunos organismos públicos contemplan con avidez. En Madrid los llamados agentes de movilidad actúan como auténticas fieras ante la posibilidad de denunciar a un ciudadano, por leve que sea la infracción, y eso explica que las multas ya hayan proporcionado a las depauperadas arcas municipales veinte millones. No llega para pagar los intereses de la gigantesca deuda acumulada, pero algo ayudan.

En el ranking de las multas a Madrid la sigue Sevilla, aunque a considerable distancia, más concretamente con la mitad, diez millones de recaudación, Valencia cerca de nueve y Málaga, ocho. Los datos de Cataluña y país Vasco, con sistemas propios, no están incluidos. En fin, poco cabe añadir. Sólo la conclusión, además de respetar las leyes, que eso siempre es necesario, conviene aumentar el cuidado; hay en el ambiente muchas ganas de vernos a los ciudadanos sin chófer pasando por caja en las ventanillas de variadas haciendas.

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