Errores comunes a la hora de imprimir (y algunos consejos para evitarlos)

Contenido patrocinado

Errores comunes a la hora de imprimir (y algunos consejos para evitarlos)

Los malos hábitos afectan a nuestra economía doméstica y nos hacen generar una mayor cantidad de residuos.

Impresora

Como en todo lo relacionado con el manejo de dispositivos electrónicos, el cuidado y las buenas costumbres son imprescindibles si queremos alargar su vida útil (si te puede la desgana, piensa en el dinero que te ahorrarás si una impresora te dura 10 años en lugar de 5). Y, si extiendes esta lógica al resto de gadgets, electrodomésticos y aparatos de tu día a día con los años no sólo ahorrarás, sino que además tu impacto en el medio ambiente como consumidor se rebajará drásticamente.

Hay hábitos que podemos dejar pasar bien por desconocimiento, por un diseño mal desarrollado o poco intuitivo o, aunque a algunos nos cueste admitirlo a veces, por dejadez y cabezonería. El problema es que rara vez pensamos en las consecuencias que esto puede tener, como un mayor gasto, mayor impacto medioambiental, menor productividad y, según el caso, hasta riesgos innecesarios que pueden llegar a suponer un problema de seguridad.

Los malos hábitos afectan a nuestra economía doméstica y nos hacen generar una mayor cantidad de residuos, y son pocos los que se libran de la inercia de lo cómodo… Hoy vamos a hablar de las impresoras: costumbres y cosas que hacemos sin pensar y, que si corregimos, nos permitirán ahorrar dinero, recursos y disgustos. Aquí van varios hábitos que cambiar, ¡y algunos consejos para que empieces a ahorrar!

1. Imprimir con los ajustes preestablecidos de fábrica

¿Sabías que en la inmensa mayoría de impresoras existe la opción de imprimir en modo borrador (que gasta mucha menos tinta y es más rápido)? ¿O que nos permiten imprimir a dos caras para gastar la mitad de papel? ¿Por qué no imprimir en blanco y negro para aquellos documentos que no necesitan color? Los cartuchos de tinta son el componente más caro de todo el equipo, por lo que si tenemos la opción de aprovecharlos mejor y hacer un uso más acertado de ellos, mucho mejor. Si le dedicamos unos segundos a realizar los ajustes correctos para cada impresión, podemos incluso seleccionar una fuente -como la Garamond o la Courier– más fina para consumir menos tinta. O, si podemos, reutilizar papel viejo (impreso por una sola cara) para imprimir cosas de menos importancia. Esto reducirá considerablemente nuestros gastos en ambos recursos, y al mismo tiempo estaremos alargando la vida útil de la impresora.

2. Seguir utilizando impresoras prehistóricas

Mientras que nos interesa que nuestra impresora alargue su vida útil todo lo posible, tampoco conviene irse al extremo y aferrarse a impresoras demasiado viejas, especialmente si se trata de una oficina (ya que, a mayor uso, mayor el gasto generado). La tecnología ha cambiado mucho en las últimas décadas, y ha traído mejoras para adaptarse mejor al uso doméstico. Si estás pensando en hacerte con una impresora de nueva generación que te ayude a ahorrar, una buena opción es solicitar un préstamo 10, pensados para este tipo de gastos.

3. Cuidado con los consumibles no originales

Aunque no tienen por qué ser necesariamente perjudiciales, es cierto que el fabricante de la impresora es el único que puede certificar la garantía de sus productos, y las versiones de otras marcas pueden suponer una tinta de peor calidad o que no sean 100% compatibles con la impresora. Al final, si no comprobamos bien el tipo de cartuchos que usamos, a la larga nos puede salir más caro que barato.

Entonces, ¿cómo podemos reducir los costes de impresión?

Debemos pensar cuál es el uso que realmente le damos a la impresora: si la utilizamos a menudo a lo largo de la semana o si únicamente hacemos uso de ella en momentos puntuales (como cuando imprimimos un billete de avión, la entrada de algún espectáculo o el ocasional trabajo del colegio de tus hijos). Si hacemos un uso intensivo de nuestra impresora, nos interesará comprar consumibles de alta capacidad, que suponen un ahorro, o packs de cartuchos grandes para que nos resulte más económico que al comprarlos por separado. Si por el contrario utilizamos la impresora de vez en cuando debemos tener cuidado de que los cartuchos no se sequen al no usarlos, ya que nos veremos obligados a tirarlos y comprar unos nuevos, con el coste que eso implica.

Si se trata de una impresora antigua o poco eficiente, muy probablemente consuma una mayor cantidad de energía que las más modernas, y eso supone un gasto indirecto que repercutimos sobre cada hoja que imprimimos.

Más información

Unos han magnificado la concurrencia, la cantidad de gente que este pasado domingo salió a la calle principalmente en la región oriental; otros, la…