Javier Rodríguez critica la campaña de la Marea Blanca y recuerda a los pacientes que “esperando uno se puede morir”. El consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid ha arremetido hoy contra la campaña que ha puesto en marcha la Marea Blanca contra las derivaciones de pruebas médicas, intervenciones quirúrgicas, análisis clínicos y rehabilitaciones a la privada. Javier Rodríguez considera que oponerse a esta práctica es una “irresponsabilidad”, por lo que ha pedido a los pacientes que sean conscientes de lo que hacen porque “esperando uno se puede morir”.
Tal y como ha dicho el sucesor de Lasquetty en la rueda de prensa en la que ha presentado los datos sobre derivaciones a centros privados, “esperando uno se puede morir. Por tanto quien realiza esa campaña que asuma su responsabilidad”, en referencia a los distintos colectivos de la Marea Blanca, que recomiendan a los ciudadanos a oponerse a ser derivados para acabar con la “privatización encubierta de la Sanidad”.
El titular de Sanidad ha calificado este tipo de iniciativas como una “irresponsabilidad”, y ha recordado que la Comunidad de Madrid asumió en su día el compromiso de intervenir a los pacientes en menos de 30 días (eso sí, bajo un sistema especial de listas de espera auspiciado por Esperanza Aguirre en el que se empieza a contar a partir de la visita al anestesista, y no cuando se prescribe la operación, como ocurre en otras comunidades), y que ello puede hacerse con los recursos propios del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS) y con recursos “ajenos”.
En este sentido, informa Europa Press, Rodríguez ha indicado que los pacientes que rechazan las derivaciones pasan a un estadio de más de 30 días de espera, es decir, son penalizados, pero que incluso en esa situación el periodo de demora es “mucho más corto” porque se ha aumentado la actividad en los centros públicos.
Precisamente hace dos días se conocieron los datos de las listas de espera quirúrgicas en Madrid, que revelaban se habían disparado un 26% en el último año. Mientras que en diciembre de 2013 había 57.722 pacientes esperando para ser operados, en el mismo mes de 2013 eran 72.695 los ciudadanos que estaban a la cola. Algo que el Gobierno regional desligó de los recortes, asegurando que se debe a que cada vez son más los usuarios que rechazan ser derivados a centros privados.
