Según una encuesta realizada a los directores de hospitales, la influencia política es primordial para acceder a su puesto de trabajo. La influencia política o el ‘enchufismo’ es más común de lo que parece o por lo menos así lo ha reconocido el 70% de los directores de hospitales que han admitido que su puesto depende, sobre todo, de la cercanía política que tengan con la consejería la mando, según los datos obtenidos de la encuesta de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA).
«Los que trabajan en el sector privado ya se encargan de que sean los mejores porque también les va en ello la cuenta de resultados», ha afirmado el coordinador del estudio, Mariano Guerrero, que también ha indicado que la influencia política es un fenómeno propio de la sanidad pública.
Con respecto a los directores de hospitales, Guerrero ha afirmado que los modelos de gestión público-privado “ofrecen más herramientas de gestión, como la política de recursos humanos». En el informe de SEDISA se establece una relación entre gestión y sostenibilidad del sistema sanitario, ante lo que Guerrero ha respondido que “la público-privada aporta herramientas que la pública no tiene».
Asimismo, la encuesta ha apuntado que sólo el 17% de los directivos han manifestado tener autonomía en la toma de decisiones estratégicas, puesto que la dirección de un hospital es asignada por la Administración siguiendo el criterio de libre designación. Además de que un cambio de partido político en el Gobierno de cada comunidad autónoma implica «cambios masivos en las cabezas de los centros sanitarios», tal y como han constatado los directores.
Con todo ello, desde la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública se atreven a decir que «los grupos de gerentes actúan como un potente lobby profesional».
