El fundador de CiU dice en un comunicado en catalán que el dinero en el extranjero era una herencia de su padre, Florenci Pujol, recibida en 1980. Jordi Pujol, expresidente de la Generalitat, ha confesado en un comunicado que ocultó dinero en el extranjero y sin declarar durante más de 30 años. Pujol reconoce que el dinero en cuentas de su esposa y sus siete hijos procede de una herencia de su padre, Florenci Pujol, recibida durante sus días al frente de al quebrada Banca Catalana.
La recepción de esta herencia se corresponde casualmente con los días más turbios de la desparecida Banca Catalana. Una entidad cuya fundación patroneó el propio Florenci Pujol y que su hijo asumió con discreción desde la vicepresidencia cuando las cuentas comenzaron a tambalearse. Finalmente, en 1984, el banco fue entregado en compra al entonces Banco de Vizcaya, que pudo salir airoso de la operación gracias a sus negocios en deuda pública. El expresidente catalán incluso declaró por su gestión ante la Audiencia de Barcelona, que declinó procesarle por 33 votos contra ocho tras no haber encontrado indicios suficientes de delito. Finalmente, la causa por el hundimiento de esta casa fue sobreseída en marzo de 1990.
El expresidente de la Generalitat explica que su padre le pidió que este dinero, que no se encontraba regularizado, se destinará a los hijos y esposa del ex líder de CiU. Pujol justifica que en estos 34 años «nunca se encontró el momento adecuado para regularizar esta herencia».
Por último, se considera “único responsable” de los hechos y pide perdón a las personas de “buena voluntad que puedan sentirse defraudados en su confianza”. Además pide en el comunicado que se sepan diferenciar «los fallos de una persona» y espera que haber declarado sea un actor reparador y de “expiación para mí mismo».
La noticia llega poco después de conocer la dimisión de su hijo, Oriol Pujol, al ser imputado por el caso de las ITV. Oriol dejó su acta de diputado en CiU en el Parlament y la Secretaría General de CDC.
