Snapchat llevará al extremo el modelo accionarial del que Abengoa quiere deshacerse

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Snapchat llevará al extremo el modelo accionarial del que Abengoa quiere deshacerse

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    Los fundadores de Snapchat han ideado un sistema de hasta tres tipos de acciones con derechos políticos menguantes para los inversores que acudan al debut. Snapchat da sus últimos pasos para debutar en Wall Street. Sin embargo, sus fundadores no parecen dispuestos a ceder ni un mínimo poder de gestión, por lo que estarían barajando un modelo de diferentes clases de acciones con distintos derechos de voto, como el que rige actualmente en Abengoa y del que la sevillana quiere deshacerse.
     
    La pérdida de control sobre la gestión es uno de los temores que en muchas ocasiones frena la llegada de startups a la Bolsa. Sin embargo, los fundadores de Snapchat parecen haber dado con la polémica clave para evitar este escenario: la creación de hasta tres tipos diferentes de acciones con distintos derechos de voto, de manera que Evan Spiegel y Bobby Murphy se sigan reservando un 70% del poder político de la conocida red social de fotos temporales.
     
    Este modelo, aunque más comúnmente extendido en la modalidad de solo dos tipos de acciones, se repite en muchas compañías en las que los inversores históricos o los fundadores se reservan ciertos privilegios. Es el caso de Abengoa, donde las acciones A reservadas a antiguos accionistas y fundamentalmente a las familias constituyentes -como los Benjumea- aseguraban para estos un mayor poder que el que podrían llegar a detentar los tenedores de los títulos de clase B de la ahora quebradiza firma sevillana.
     
    Los rumores que estos días circulan por Wall Street, de los que se hace eco el portal financiero Market Watch, apuntan a que la hoja de ruta que Spiegel y Murphy han trazado para el debut bursátil de su criatura les asegura una holgada mayoría política a pesar de que pasarían a contar tan solo con un 45% de peso en el nuevo mapa accionarial de la firma. Algo que conseguirían con una tercera generación de acciones que otorgarían cero derechos políticos a sus inversores.
     
    Este sistema lo habría empleado ya en algunas rondas de financiación en las que habría colocado nuevas acciones sin voz ni voto de cara a una junta general. Las de mayor peso político se reservarían a los fundadores, mientras que una segunda clase intermedia de derechos limitados se reservarían para los inversores institucionales que pasen a formar el nuevo núcleo duro de inversores o bien que hayan participado ya en las sucesivas rondas de financiación que han llevado a la compañía a valoraciones cercanas a los 25.000 millones de dólares.
     
    En cualquier caso, Abengoa ha anunciado su firme intención de simplificar su estructura y abandonar el modelo de dos tipos de acciones, apostando por unificar todo su capital en los títulos de clase B. Así lo recoge su plan de reflote y así lo venía practicando desde hace tiempo con recurrentes ventanas de conversión voluntaria para los tenedores de acciones A.
     
    Asimismo, un estudio reciente del Instituto de Investigación de Responsabilidad Inversora (IRRC, por sus siglas en inglés) establece que en la Bolsa neoyorquina las compañías controladas, como llama a estas con dos o más tipos de acciones diferenciadas por sus derechos políticos asociados, presentan en líneas generales un peor desempeño financiero.

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