Un estudio demuestra que compañías como Abengoa son más ineficientes

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Un estudio demuestra que compañías como Abengoa son más ineficientes

Instalaciones de Abengoa

Las cotizadas que dividen su capital en varios tipos de acciones ofrecen rendimientos más contenidos en épocas de bonanza y obtienen peor nota en buen gobierno corporativo. Las compañías que, como Abengoa, otorgan ciertos derechos adicionales a algunos de sus accionistas son más ineficientes. Es la conclusión de un estudio realizado en Wall Street, que ha revelado que las cotizadas que otorgan distinto poder a sus inversores en función del tipo de títulos que posean presentan un peor desempeño financiero.

El estudio identifica entre las que compañías de la Bolsa neoyorquina a un total de 105 firmas que a día de hoy mantienen distintos tipos de acciones en la composición de su capital social. Es lo que en el estudio, elaborado por el Instituto de Investigación de Responsabilidad Inversora (IRRC, por sus siglas en inglés), llama compañías controladas, en alusión a que son unos pocos inversores privilegiados los que cuentan con el grueso de derechos políticos o económicos de una compañía en función de la clase de acciones con que cuenten en cartera.

Al igual que en el caso de Abengoa, las acciones con mayores poderes suelen corresponder a las familias fundadoras, señala el informe, con un porcentaje superior al 30%. También se dan situaciones en las que estas obran en manos de los inversores de control y referencia o bien cotizan a un precio más elevado a consecuencia de un mayor valor nominal, con lo que se limita el acceso a las mismas. En el caso de la renovable sevillana, los Benjumea y sus socios acaparan aún hoy un 51% de los derechos de voto gracias a la calidad extra que se otorga a las acciones clase A de la compañía, existentes mucho antes que los títulos B pero menos numerosos.

El investigador Edward Kamonjoh, autor del estudio, ha determinado que a pesar de que las compañías controladas en este sentido son menos de un 10% de las componentes del índice bursátil S&P 500 y no alcanzan ni el 7% de su capitalización, en los últimos tiempos “tienden a multiplicarse como conejos” debido a una apariencia de protección frente a las incertidumbres de la economía global. Son especialmente numerosas, según ha podido constatar en consumo discrecional (40%), industria (16,2%) y productos básicos de consumo (12,4%).

En este sentido, Kamonjoh subraya en declaraciones recogidas por MarketWatch que sus estructuras están hechas para “sobrevivir y ser cada vez más grandes” a pesar de que en tiempos de bonanza ofrecen “una rentabilidad inferior a sus homólogos” con igualdad de trato para todos los accionistas. Asimismo, ha constatado peores prácticas de buen gobierno corporativo en aquellas que cuentan con dos o más tipos de acciones cotizadas: consejos de administración con menos independientes, mandatos más prolongados en el tiempo y menos experiencia financiera entre los miembros de sus cúpulas directivas.

Por lo que se refiere a las compañías de este grupo en Wall Street, el informe concluye que en buena parte de los casos, sus accionistas de control y a menudo responsables del consejo de administración son varones, caucásicos y con propensión a autorizar sueldos más elevados para su consejero delegado que los que se podrían distribuir en una cotizada más igualitaria. Además, suelen tener normas internas más desfavorables para el accionista minoritario, como son las restricciones para acceder a la junta de accionistas y ejercer los ya de por sí recortados derechos políticos aparejados a su participación.

En esta categoría no se incluyen únicamente ‘chicharros’ de la meca global de las finanzas, sino grandes corporaciones sobradamente reconocidas. Son los casos Alphabet -la matriz de Google-, Cablevision Sytems, Comcast y Berkshire Hathaway -el vehículo de inversion del magnate financiero Warren Buffet-, entre otras muchas.

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