El asunto del empleo ficticio de su mujer, Penelope Fillon, monopoliza la agenda de la campaña, impidiendo visualizar las propuestas políticas. Las quejas de los principales candidatos de la izquierda francesa, Benoit Hamon y Jean-Luc Melenchon, son comprensibles. Ambos lamentan que el caso del supuesto empleo ficticio de Penelope Fillon como asistente parlamentaria de François Fillon ha monopolizado la campaña electoral, dejando sin espacio mediático a las propuestas políticas.
“Todo de lo que estamos hablando es del caso Fillon. Es la decadencia de la Quinta República Francesa…el sistema está corrompido por el dinero”, aseguró Mélenchon en la televisión francesa, donde señaló que lo que el país galo necesita es una “verdadera campaña electoral”.
Eso significa discutir sobre cuestiones políticas, programa electoral, medidas concretas, economía o políticas sociales. Pero todas las portadas, los editoriales y los titulares los copa el caso Fillon. “¿Cómo vamos a tener un proceso democrático sin haber debatido sobre estas cuestiones?”, pregunta Melenchon.
Hamon propone la introducción de la renta básica universal, la legalización del cannabis o la inclusión de un impuesto dedicado a los robots, por ejemplo. “Sin embargo, cuando hablo de servicios públicos, los medios me preguntan por Fillon. Cuando quiero hablar de negocio y economía, los medios me preguntan por Fillon”, lamenta Hamon.
El mundo de la posverdad y de las informaciones ‘espectaculares’ – sin profundidad – ha llegado a Francia.
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