Trump sigue con su juego inicial

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Trump sigue con su juego inicial

Donald Trump, presidente de EEUU

Pasada una semana desde la investidura del 45º presidente de los Estados Unidos, parece ser que los acontecimientos siguen un poco el camino marcado desde el día de la celebración de las elecciones.

La elección de Donald Trump se marcó en su momento como una posible amenaza a los mercados financieros. Según avanzaba el fenómeno social y (sobre todo) mediático del magnate neoyorquino, más recurrentes eran las informaciones desde numerosos medios de comunicación advirtiendo de una posible caída del sistema financiero norteamericano y mundial en caso de que Trump se convirtiese en el siguiente presidente de los Estados Unidos. Al final, ocurrió todo lo contrario, al menos en el país estadounidense. Pocas horas después de conocerse los resultados oficiales de las elecciones, el mercado bursátil neoyorquino se disparaba, y la cotización de muchas empresas se comenzó a disparar. Quedaba preguntarse si el ‘efecto Trump’ duraría en el tiempo. Y, sobre todo, si el multimillonario pondría en práctica todas sus promesas electorales.

Ahora, ya pasada una semana desde la investidura del 45º presidente de los Estados Unidos, parece ser que los acontecimientos siguen un poco el camino marcado desde el día de la celebración de las elecciones. En contra de lo que podría parecer, Trump no se ha retractado en casi ninguna de sus propuestas o actitudes más destacables de sus meses como candidato. Sigue teniendo a la prensa norteamericana en su punto de mira. Sigue con una firme intención de construir el muro entre su país y México. Ha dado su visto bueno a la construcción de los polémicos oleoductos Keystone XL y Dakota Access. Y, ya confirmado, ha retirado a su país de uno de los muchos tratados comerciales transnacionales en los que estaba envuelto: el TPP, o Tratado del Pacífico. El siguiente tratado en caer será el NAFTA, el tratado de libre comercio entre México, Canadá y los Estados Unidos.

De todo esto, los beneficiados siguen siendo los mismos que los del primer día en el que se supo que Donald Trump se iba a convertir en el siguiente presidente de los Estados Unidos: las grandes firmas norteamericanas de las infraestructuras y la construcción, las del sector de la energía o cercanas a él, las del farmacéutico o las de seguridad; todas ellas espoleadas por el discurso proteccionista, impulsor del gasto público, defensor de las bajadas de impuestos y abierto a la libre competencia en la economía doméstica que ha promulgado Donald J. Trump.

Tanto es así que el pasado 26 de enero el Dow Jones anunciaba un récord histórico: el índice bursátil más seguido de los Estados Unidos superaba por primera vez superaba los 20.000 puntos básicos en sus 120 años de recorrido desde su creación. Por otra parte, algunos de los sectores más escépticos en un inicio con las políticas del nuevo presidente parece que también están entrando en su juego. Los últimos han podido ser los miembros de la industria automovilística (contra la que Trump cargó en su momento por la deslocalización de sus plantas de producción en México), que se reunieron hace unos días con el actual inquilino de la Casa Blanca y mostraron su predisposición a participar en los planes del presidente. Él, por su parte, mantiene claro su objetivo: “Estamos trayendo de vuelta a Estados Unidos a lo grande el sector manufacturero”.

¿Y qué pasa con Europa?

Los mercados europeos, por ahora, siguen un poco a la expectativa los acontecimientos del otro lado del charco y se mantienen en una especie de volatilidad controlada, un estado al que ya llegaron hace unos meses. Pese a todas las turbulencias políticas que ha sufrido en el último año (especialmente con el Brexit y el referéndum italiano), las plazas bursátiles europeas han mostrado ciertos signos positivos en las últimas semanas, sobre todo gracias a la fortaleza mostrada por el Dow Jones. Trump, por ahora, tampoco ha sido tan mala noticia en las plazas del Viejo Continente.

Peor le ha ido, eso sí, al euro o a la libra en comparación con el dólar. Tal y como vemos en webs especializadas como Sharp Trader, las monedas europeas se han estancado en las pérdidas sufridas frente al dólar desde la victoria de Donald Trump en noviembre. Ahora bien, la siguiente pregunta a desarrollar es si esta fortaleza de la divisa norteamericana les favorece a las nuevas intenciones de la Casa Blanca. Quizás, Trump esté pensando en depreciar el dólar de cara a fortalecer las exportaciones del dólar y apuntalar así su proteccionismo económico. Como parece que todo con el nuevo presidente ha aumentado dos marchas su velocidad, es más que probable mucho en conocer la solución de esta cuestión.

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