Italia: Incierto 2017

Italia: Incierto 2017

Bandera de Italia

Italia recibe 2017 en un clima de incertidumbre generalizada. Los italianos se preparan para “celebrar” la llegada del 2017 en un clima de profunda y generalizada incertidumbre. Quizás nunca como en este momento el sentimiento social dominante ha sido tan negativo y pesimista. La economía no mejora, el aumento del PIB no llega al 1%, el desempleo supera el 11% (casi el 40% el paro juvenil) y la nueva ocupación es en gran parte precaria y temporal.

Se acabó el “fácil” optimismo de Matteo Renzi, el joven y súper dinámico primer ministro que ha dimitido después del reciente referéndum que ha suspendido clamorosamente su programa de reformas constitucionales. A nivel político las divisiones entre los distintos bloques, agitados por la probable anticipación en el 2017 de las elecciones generales (oficialmente previstas en el 2018), siguen dominando el debate, agudizado por el creciente descrédito popular de los tradicionales partidos de izquierda, centro y derecha. En síntesis:
 
El PD (Partido democrático). Sigue siendo el partido mayoritario en los sondeos (algo más del 30%). Pero las divisiones internas ( entre una minoría radical y unificada por la oposición a Renzi ) no han sido superadas con las dimisiones de Matteo Renzi y el nacimiento del  nuevo gobierno Gentiloni, fotocopia del anterior ejecutivo. Renzi sigue siendo el secretario del PD: todos piensan que no tiene ninguna intención de abandonar la política como había prometido meses atrás si el referéndum constitucional hubiera suspendido su propuesta.

Pero mas allá del personaje Renzi se consolida la impresión que las dos almas del partido (el sector post comunista y la corriente post demócrata cristiana) no solo no se están integrando sino más bien se alejan la una de la otra. Los herederos del “gran” PCI ( el que fue el mayor y prestigioso partito eurocomunista)  están convencidos de que una nueva izquierda es incompatible con un personaje como Renzi, considerado como un hábil y ambicioso político de centro con una estrategia que nada tiene de progresista aparte del lenguaje y la actitud populista con la cual “intenta”, dicen los ex comunistas, capitalizar el desencanto y el malestar de un sector muy amplio de la población.

La pugna interna del PD podría acabar con una escisión, provocada por las minoría interna o por el mismo Renzi. Sería un hecho traumático porque es evidente que solo un partido unido puede superar en votos al partido populista del cómico Grillo, el Movimiento Cinco Estrellas.
 
El M5S (Movimiento Cinco Estrellas). Los sondeos siguen conjeturando el 30%, un resultado casi idéntico al del PD. Pero se empiezan a notar señales de crecientes divergencias internas, en parte seguramente debidas a la por ahora más que negativa gestión de la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, militante del M5S.  

No se trata de una normal lucha por una eventual sucesión a Grillo. Se trata mas bien de visiones radicalmente distintas en relación a la inevitable política de alianzas para un futuro gobierno. Si la nueva ley electoral que se esta discutiendo en el Parlamento fuera como parece probable de tipo “proporcional con moderado premio de mayoría” seria prácticamente imposible una mayoría absoluta en el Congreso y en el Senado. Ni el M5S, ni el PD, ni la Derecha (la Liga y amigos del Berlusconi) podrían gobernar solos. Solo un acuerdo entre dos de estos tres bloques podría garantizar un ejecutivo estable. Y aquí empiezan los grandes problemas del M5S que hasta este momento se ha autodefinido como la fuerza alternativa a “todos los partidos de la política tradicional”.

¿Qué hacer? Detrás de esta pregunta se plantea el tema de fondo: ¿cuáles son los objetivos prioritarios de este movimiento que por el momento no se declara ni de izquierda ni de derecha? Por ejemplo: ¿qué hacer con el problema dramático de la inmigración fuera de control (solo durante el 2016 han llegado a las costas italianas aprox. 200 mil personas)?

Grillo ha declarado, hace pocos días, que los  inmigrantes irregulares tienen que volver todos y rápidamente a los países de origen manifestando de esta forma simpatía por las ideas del xenófobo Matteo Salvini, el líder de la Liga. Pero no es esta la posición dominante en el M5S donde muchos militantes se consideran parte de un nueva fuerza progresista, atenta al drama de las desigualdades sociales. Es pronto para previsiones en relación al futuro del populismo italiano en sus diferentes facetas pero una hipótesis posible es que un potencial acercamiento entre Grillo y Salvini  (para intentar ganar las elecciones) podría producir una clamorosa ruptura interna del M5S.
 
¿Y la derecha? Por ahora siguen actuando tres grupos, herederos de la fase “berlusconiana” de la política italiana. Son la Liga de Matteo Salvini, los postfascistas “Fratelli d’Italia” y lo que queda de Forza Italia, el partido “empresa” que en su momento fundó el Trump italiano. Por el momento son fuerzas que no encuentran un denominador común.

Hay quien piensa a un futuro gobierno de coalición con Renzi (¿el mismo Berlusconi?), hay quien observa con interés la evolución del M5S. La derecha lo tiene por el momento muy difícil. Pero todo en Italia se mueve rápidamente. Gracias a las divisiones actuales del PD y las divisiones probables del M5S se podrían crear las condiciones favorables para un movimiento de protesta populista y reaccionario, algo similar a los fenómenos Le Pen y Donald Trump. Posiblemente sea este el mayor peligro para la incierta democracia italiana. Por esta razón el 2017 esta destinado a representar una etapa crucial en la evolución política italiana.

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