El Gobierno griego prepara el desalojo inminente de Idomeni en un clima de violencia soterrada

Refugiados

El Gobierno griego prepara el desalojo inminente de Idomeni en un clima de violencia soterrada

Desalojo de Idomeni - Foto: Ignacio Marín Fernández

El fotoperiodista Ignacio Marín y la enfermera Carmen Llorente relatan, desde la experiencia de Idomeni, cómo las autoridades han ido poniendo “todas las trabas que pudieron” para dificultar la ayuda a los refugiados. El desalojo de Idomeni es inminente. El campo de refugiados griego que ha protagonizado numerosas imágenes altamente preocupantes en materia de derechos humanos está cerca de su final. Así lo han anunciado las autoridades griegas -que ya han recibido el ánimo de Bruselas- y los voluntarios que están sobre el terreno. Ahora bien, el futuro de los migrantes sigue siendo incierto.

Todo hace indicar, según ha podido conocer el fotoperiodista Ignacio Marín Fernández que lleva más de un mes en Idomeni, que el desalojo será “esta madrugada a partir de las seis” de la mañana y que durará en torno a “cinco días”. Una manera de culminar un mes donde “las condiciones en Idomeni no podían ser peores” en la que la acción del Ejecutivo heleno y de la policía ha ido empeorando la supervivencia en la zona, tal y como ha relatado el profesional a Elboletín.com.

Desalojo campamento refugiados Idomeni

Un empeoramiento de la situación que comenzó “hace un mes” cuando las autoridades intentaron llevar a cabo el desalojo de la extensión, aunque fuese sólo de los refugiados y tiendas “que estaban sobre las vías del tren con la excusa de así liberarlo para el tráfico ferroviario”. Un momento que marcó el devenir de los siguientes días en el campo. “Al final no hubo desalojo y las condiciones han ido a peor, la Policía se ha ido poniendo de mala cara. A los voluntarios, desde ese entonces, nos han empezado a poner trabas (cuando antes no las había) pidiéndonos el DNI y el pasaporte. Incluso a una compañera la llegaron a detener por no llevar el pasaporte”, ha aseverado Marín.

Desalojo campamento refugiados Idomeni

Una opinión que ha compartido Carmen Llorente, enfermera de Bomberos en Acción: “¿Trabas? Todas las que pudieron”. De hecho, a finales de la semana pasada, cuando las fuerzas del orden lanzaron gases lacrimógenos en Idomeni, la ofensiva de las autoridades fue en todas las escales, intentando cortar cualquier comunicación de campo a fuera. “Llevábamos por un camino un camión que llevaba ayuda y ese día [las autoridades] echaron agua y piedras para que se encallase el camión”, ha relatado Llorente a Elboletin.com.

Un conato de desalojo que encendió el malestar de las autoridades, que desde ese instante ha provocado “una especie de violencia blanda para conseguir ir vaciando el campo”, según el fotoperiodista Ignacio Marín. Una estrategia donde el primer paso era ‘atacar’ a los canales de distribución llegando, incluso, a interceptar, a través de severos controles, camiones de comida. Algo que se ha ido notando a lo largo de todo el campamento y que ha afectado a todas las edades: “De hecho, mis compañeros pediatras dicen que no hay ni leche materna”, ha sentenciado el profesional.

Desalojo campamento refugiados Idomeni

Por el momento, el Gobierno griego ya ha dado orden para desalojar el ya emblemático campamento, lo que ha provocado que el “miedo” se instale entre los refugiados, que ven en los “campamentos oficiales”, a donde los mandarían las autoridades, una ‘salida’ que enturbia aún más las cosas, a pesar de que “las condiciones en Idomeni no podían ser peores”. A pesar de ello, algunos refugiados, visto los rumores de los últimos días, “siguen intentando cruzar a Macedonia andando, con mafias” de por medio, como recuerda Marín.

Desalojo campamento refugiados Idomeni

Pero si en algo han centrado la mirada las ONG que trabajan sobre el terreno es en las condiciones de los más pequeños, las cuales se han ido lastrado por el comportamiento de la policía, como ha sucedido esta misma mañana en la previa del desalojo que se ve en el horizonte: “Esta mañana hemos intentado acceder [a Idomeni]. El primer control nos lo ha puesto muy difícil, pero lo hemos superado para llevar medicinas a una niña epiléptica. El segundo control ya ha sido imposible; les hemos contado lo de la niña y nos han dicho que nanay. De hecho, había policía secreta para controlar. Finalmente, les hemos convencido para aparcar a cuatro kilómetros e ir andando para llevar las medicinas y nos han dado una hora para estar en el campamento, obviamente no les hemos hecho caso. Aun así, muchos de mis compañeros no han podido acceder. Otras ONG están intentando acceder andando. Mientras, estamos a la espera de lo que pasa”, ha afirmado el fotoperiodista a Elboletin.com.

La espera ya supone el preludio de un desalojo de un lugar que es “un campo de concentración”, según Carmen Llorente. No obstante, el futuro para los refugiados, o por lo menos lo que pretende tanto la Unión Europea como Grecia, pasa por salir de ese espacio para ir a los “campos oficiales” -tal y como se conocen por Idomeni- aunque la intención de los migrantes es bien distinta, como confiesa Ignacio Marín: “El problema fundamental es que los refugiados no se quieren ir a los campos oficiales porque están en mitad de la nada, en mitad de las montañas, o muy lejos de Atenas”. Un ‘no desalojo’ que supondría no alejarse de lo que ansían: “Lo único que quieren es que abran la frontera y por eso están aquí, en Idomeni”.

Fotografías: Ignacio Marín Fernández

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