El pontífice dijo que sueña «con una Europa en la que ser migrante no sea un crimen (…), de la que no se pueda decir que su compromiso en favor de los derechos humanos está al final de sus visiones». El papa Francisco llamó hoy a los europeos a abrazar un nuevo humanismo en la crisis de los refugiados y recuperar los ideales de los padres fundadores de la Unión Europea.
Al ser galardonado con el Premio Carlomagno por sus méritos en pos de la unidad de Europa, el pontífice dijo que sueña «con una Europa en la que ser migrante no sea un crimen (…), de la que no se pueda decir que su compromiso en favor de los derechos humanos está al final de sus visiones».
En un ovacionado discurso de agradecimiento en el Palacio Apostólico del Vaticano, Francisco recordó a los fundadores de la Unión Europea y sus ideales.
«Tuvieron la osadía no solamente de soñar con la idea de Europa, sino que se atrevieron a reformar de modo radical los modelos que traían aparejados solo violencia y destrucción», resaltó el pontífice.
«Los planes de los fundadores, aquellos heraldos de la paz y profetas del futuro, no están obsoletos. Hoy más que nunca alientan a construir puentes y derribar muros», instó el máximo dignatario de la Iglesia católica.
Los fundadores no se contentaron con «mejorar algún que otro tratado con cambios cosméticos o compromisos retorcidos», sino que sentaron con valor cimientos nuevos y con profundas raíces, recordó.
El papa exhortó a practicar una «cultura del diálogo» con los migrantes y a buscar modelos económicos «que sean mucho más inclusivos y justos».
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, elogió en uno de los discursos laudatarios la nueva visión de la iglesia difundida por el papa.
«Estoy profundamente convencido de que en estos tiempos inseguros de cambios profundos y desafíos dramáticos todos los fieles y los no creyentes necesitan una Iglesia que no excluya sino que incluya a todos», sostuvo el político polaco.
El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, destacó los valores que transmite el papa. «Paz, solidaridad y respeto mutuo, lo que es realmente importante, no lo que nos separa sino lo que nos une», mencionó Schulz en una alocución que comenzó a pronunciar en castellano y prosiguió en alemán.
Europa atraviesa también una crisis de solidaridad en la que se tambalea la base de valores del continente, advirtió Schulz, galardonado con el Premio Carlomagno el año pasado. «Por ello es hora de luchar por Europa. El papa Francisco nos da esperanza de que tengamos éxito».
El alcalde de Aquisgrán, Marcel Philipp, calificó la llegada de un sudamericano a la cátedra de San Pedro de «una gran suerte» porque Francisco veía «a Europa con la mirada del hemisferio sur».
La ceremonia de entrega de la medalla tuvo lugar en la Sala Regia del Vaticano y no en la ciudad alemana de Aquisgrán, como es la costumbre. Para ello se trasladó hasta el Vaticano una delegación de medio millar de personas.
Entre los asistentes a la ceremonia figuraba la canciller alemana, Angela Merkel, quien poco antes fue recibida por Francisco en audiencia privada, así como el rey Felipe de España.
El premio Carlomagno se entrega cada año desde 1950 en la ciudad de residencia del rey y emperador que unificó Europa occidental en la alta Edad Media (768-814) a figuras destacadas del proyecto europeo. Entre los galardonados figuran el ex rey Juan Carlos I de España y el ex presidente del gobierno español Felipe González.
En 2015, la medalla fue para el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz. En 2004, el papa Juan Pablo II recibió un premio Carlomagno extraordinario.
