Wisconsin acerca el escenario de una convención republicana dividida

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Wisconsin acerca el escenario de una convención republicana dividida

Ted Cruz, candidato republicano y senador por Texas

Tras la victoria de Cruz de anoche, Trump se queda sin margen de error en su camino hacia los 1.237 delegados Ted Cruz y Bernie Sanders cumplieron con los últimos pronósticos y obtuvieron ayer una victoria en Wisconsin que necesitaban desesperadamente si no querían decir adiós, prácticamente de forma definitiva, a sus posibilidades de obtener la nominación de sus respectivos partidos.

De esta forma, en el lado republicano, el senador por Texas consiguió hacerse con un 48,2% de los votos, frente al 35,1% obtenido por Donald Trump y el 14,1% de John Kasich. Unos resultados que, traducidos a lo que realmente importa en esta carrera, significan 36 delegados adicionales para Cruz frente a los 6 que se anotó el neoyorquino.

Estas cifras significan que si Trump no quiere evitar el escenario de una convención dividida, ha perdido prácticamente todo ‘margen de error’. Así, debería hacerse con en torno al 58% de los delgados que aún quedan en juego.

Para ello, como camino más factible, el multimillonario necesitará ganar con un amplio margen en estados como Nueva York, California o Connecticut así como alzarse con la victoria en estados como Nueva Jersey, Indiana, Pennsylvania, Delawere o Maryland.

Un objetivo para nada imposible, pero tras la jornada de ayer existen motivos para la inquietud para Trump. Y es que una vez analizados los datos de anoche, más que ante una bajada en los apoyos electorales del multimillonario, existen indicios de que el voto ‘anti-Trump’ estaría empezando a consolidarse estratégicamente en torno a un solo candidato. En este caso, Ted Cruz.

En este sentido resultó significativo que tras conocer los resultados de ayer, Cruz agradeciese el apoyo brindado en especial al Gobernador de Wisconsin, Scott Walker. Es decir, una muestra más de la alianza de intereses que se está confirmando entre un candidato poco querido por el ‘stablishment’ republicano y algunos de los representantes más destacados de dicho ‘aparato’.

Las noticias de las últimas semanas no habrían servido así tanto para restar apoyos a Trump, como para aglutinar a una coalición, con a priori poco en común, en torno a un candidato que tampoco suscita demasiado entusiasmo en las bases republicanas.

De hecho, una encuesta a pie de urna, señalaba anoche que un 39% de los republicanos dejarían de votar a su partido si el candidato fuese Trump; pero también otro 35% se abstendría si éste fuese Ted Cruz. De esta forma, como señalábamos ayer, las ‘mejores’ perspectivas para el viejo gran partido pasan por una convención dividida que dañaría seguro sus posibilidades en la elección presidencial, pero al menos podría limitar los daños en las legislativas ‘elminando’ a Trump del ‘ticket’ presidencial.

En esta línea, la campaña del neoyorquino emitió anoche un comunicado en el acusó a Cruz de «ser peor que una marioneta en manos de los jefes del partido; se ha convertido en el caballo de Troya utilizado por estos para robarle la nominación a Trump». A juicio de la campaña del multimillonario, todo el aparato del partido conservador se habría confabulado en contra suya en Wisconsin.

Por ello, ni tan siquiera felicitaron a Cruz por su victoria. Una muestra de la tremenda hostilidad entre los republicanos y que los daños en el interior del partido pueden ser irreversibles de cara a las inminentes elecciones.

Todo ello son, cómo no, muy buenas noticias para los demócratas, entre los que Bernie Sanders se impuso anoche con el 57% de los votos frente al 43% que obtuvo Hillary Clinton. O lo que es lo mismo, 47 delegados frente a 36.

No obstante, a pesar de esta victoria, la ventaja de la exsecretaria de Estado en el número de delegados aún es muy significativa al ser mayor de 150. Esto obligaría a Sanders a ganar en el resto de los estados que aún quedan por disputarse por márgenes similares al de anoche.

Un camino poco factible cuando Clinton parte además como favorita en los Estados que más delegados tienen aún por repartir: Nueva York, Pennsylvania, Nueva Jersey y California.

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