La Sareb “hará todo lo necesario para que las transacciones que estaban pendientes puedan ser finalizadas según los términos acordados previamente”. La Sociedad de gestión de activos procedentes de la reestructuración bancaria (Sareb) se ha visto obligada a “garantizar” que todas las personas que realizaron una reserva sobre alguna de las viviendas incluidas en la ‘cartera Teide’ “podrán completar la adquisición del inmueble al precio acordado”, pese a las dudas generadas entre estos particulares tras la adjudicación de esta cartera a fondos buitre.
La sociedad, más conocida como ‘banco malo’, decidió el pasado mes de diciembre traspasar una cartera de más de un millar de viviendas a un Fondo de Activos Bancarios (FAB) controlado mayoritariamente por Fortress y Grupo Lar, y en el que la Sareb controla un 15%. Sin embargo, en parte alentado por muchos muchos medios y particulares consideraron que lo que se había vendido eran los pisos en sí mismos.
Algunas de estas viviendas estaban siendo comercializadas hasta ese momento por las entidades financieras que colaboran con Sareb en la venta minorista. Así, en los últimos días, el FAB Teide ha tenido constancia de la existencia de 135 casos en los que existía una reserva previa sobre uno de los inmuebles traspasados al fondo, de los que 52 han seguido su curso de manera favorable y 83 estaban paralizadas, señala el banco malo en un comunicado.
En este sentido, y ante la preocupación que han manifestado algunos de los inversores particulares interesados, Sareb quiere resaltar que “hará todo lo necesario para que las transacciones que estaban pendientes puedan ser finalizadas según los términos acordados previamente”.
Los Fondos de Activos Bancarios fueron aprobados por el Gobierno a instancias del Ministerio de Economía que dirige Luis De Guindos precisamente para convertirse en un vehículo específico que posibilitase la venta, por parte de la Sareb, de los activos y pasivos recibidos por ésta.
Estos FAB, a caballo entre fondos de inversión y fondos de titulización, están capacitados para emitir cualquier tipo de valores (bonos de titulización, deuda senior, etc.), aunque dada su complejidad sólo los podrán comprar inversores institucionales y por un saldo mínimo de 100.000 euros.
En otras palabras, los fondos internacionales que se hagan con los activos tóxicos de la Sareb mediante esta fórmula, podrán ‘titulizarlos’ y colocarlos en el mercado siempre que encuentren demanda para un producto de esta naturaleza, un mecanismo que en ciertos círculos recuerda mucho a la titulización de hipotecas subprime que originó la crisis financiera en EEUU, posteriormente extendida al resto del mundo.
Los FAB tienen además un tratamiento fiscal muy favorable, con objeto de incentivar a las grandes firmas internacionales a acercarse a él. De hecho, sólo tributarán a un 1% durante los 15 años de vida de la Sareb, la misma tributación de las siempre polémicas Sicav. Tras estos 15 años pasarán a pagar el impuesto de sociedades, pero se espera que para entonces el mal trago del ladrillo ya se haya logrado absorber del todo, por lo que estos FAB ya no serán necesarios. Asimismo, los inversores extranjeros estarán exentos de impuestos sobre los beneficios obtenidos.







