Xabi Alonso y la rueda de las rotaciones en el Real Madrid: entre LaLiga y la Champions
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Xabi Alonso y la rueda de las rotaciones en el Real Madrid: entre LaLiga y la Champions

Xabi Alonso
Xabi Alonso

El Real Madrid vive instalado en un equilibrio delicado. Xabi Alonso, que aterrizó en el banquillo blanco con la difícil misión de mantener el hambre en un club que lo ha ganado todo, ha decidido apostar fuerte por un plan que incomoda a muchos: las rotaciones. Ni Vinícius ni Mbappé ni Bellingham son intocables. Todos pasan por la pizarra de un técnico que cree que repartir minutos es la única forma de sobrevivir en una temporada que amenaza con devorarlo todo.

La fórmula no es inédita, pero sí ambiciosa. Alonso ha querido convencer a la plantilla y a la afición de que este modelo no es un capricho, sino un seguro de vida. Lo demostró en el arranque de Champions, cuando con un once plagado de variaciones el Madrid doblegó al Marsella pese a quedarse en inferioridad. La idea es clara: ganar hoy sin hipotecar mañana. Y, en ese sentido, el debate recuerda a competiciones donde la gestión de las plantillas largas marca diferencias. Incluso en casas de apuestas como Bet365, donde la sección Bet365 Europa League ofrece opciones de pronóstico específicas, se valora precisamente ese equilibrio entre carga doméstica y continental como factor determinante para acertar en las previsiones.

El caso Vinícius y la política de egos

La primera gran sacudida llegó con Vinícius Júnior. Ídolo de la grada, emblema ofensivo, pero víctima de las rotaciones. El brasileño no ocultó su enfado en varias sustituciones. El gesto en el banquillo se convirtió en portada y en tema de tertulia. Alonso, lejos de esquivar la polémica, salió al paso: “Los enfados son parte del fútbol”. El mensaje fue doble: comprensión hacia el jugador y firmeza en la idea de que nadie tiene garantizado los noventa minutos.

Ese pulso revela el verdadero riesgo de esta estrategia: la gestión de egos en un vestuario plagado de estrellas. Sin embargo, también abre la puerta a los jóvenes. Arda Güler, por ejemplo, ha pasado de promesa en la sombra a recurso de primer orden. Lo mismo ocurre con Endrick, que empieza a sumar minutos de peso en partidos de LaLiga.

Una plantilla en movimiento

El calendario no da tregua. Más de 50 partidos entre liga, copa, Champions y compromisos internacionales. Alonso lo sabe. Por eso reparte esfuerzos, ajusta cargas y rota con la frialdad de un cirujano. En su cabeza no hay intocables, sino piezas que deben encajar en función del momento y del rival.

En Champions, el Madrid demostró que el plan puede funcionar. Con diez hombres y varias novedades en el once, ganó a Marsella gracias a dos penaltis de Mbappé. Una victoria de esas que refuerzan el mensaje interno: todos cuentan, todos suman.

En LaLiga, el balance es más irregular. El equipo lidera, pero ha dejado la sensación de que en algunos partidos la falta de continuidad en el once resta fluidez ofensiva. Los automatismos se resienten cuando el once cambia cada semana.

Táctica flexible, ideas claras

Alonso no rota por rotar. Cambia nombres, pero también esquemas. En los partidos grandes apuesta por un 4-3-3 con músculo en el medio. Ante rivales menores, se atreve con un 4-2-3-1 más ofensivo. Ese juego de espejos obliga al rival a adaptarse y mantiene al Madrid imprevisible.

El riesgo, claro, es que la química tarde en aparecer. Los automatismos, esas sociedades que se construyen con partidos consecutivos, se diluyen cuando el once se mueve constantemente. Aun así, el entrenador prefiere sacrificar algo de brillantez en septiembre para llegar con gasolina en abril.

Los beneficios de mirar a largo plazo

El verdadero objetivo está en primavera. Ahí se decide todo. Octavos, cuartos y semifinales de Champions condensan la temporada en seis noches. Alonso quiere llegar con todos listos, con piernas frescas y cabezas despejadas. El recuerdo de temporadas en las que el once llegaba fundido a mayo todavía pesa en la memoria del club.

Además, la estrategia de rotaciones fortalece al grupo. El jugador número 15 o 16 sabe que tendrá minutos, que podrá ser protagonista. Esa motivación extra puede ser oro cuando la temporada se decide por detalles.

El reto del equilibrio

La pregunta es evidente: ¿puede el Real Madrid ganar LaLiga y competir en Champions rotando tanto? La regularidad del campeonato doméstico exige constancia, mientras que Europa pide máxima intensidad en periodos cortos. El equilibrio no es sencillo.

Alonso, sin embargo, no quiere elegir. Su plan es pelear por todo. Y, de momento, los resultados le dan la razón. El Madrid está arriba en liga y suma victorias en Champions. Falta comprobar cómo reaccionará el equipo en los grandes clásicos o en las rondas eliminatorias de Europa, donde los matices tácticos y la jerarquía individual marcan diferencias.

Conclusión

El Real Madrid de Xabi Alonso se mueve en un terreno nuevo. Las rotaciones ya no son un recurso de emergencia, sino el eje de un proyecto que quiere mirar más allá del corto plazo. Con riesgo de fricciones internas y con críticas inevitables cuando los resultados no acompañen, el técnico ha apostado por un camino difícil pero necesario.

Si el plan funciona, Alonso habrá conseguido algo más que títulos: habrá cambiado la cultura de un vestuario acostumbrado a depender de once nombres. Y si no, quedará la sensación de que al menos intentó anticiparse a un calendario imposible.

El Madrid camina sobre la cuerda floja, pero lo hace con un guía convencido de que solo rotando podrá ganar. Y en el fútbol, como en la vida, pocas veces hay grandeza sin riesgo.

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