Efectivos de bomberos en la extinción de un incendio forestal en la carretera N120 en A Cañiza (Pontevedra) el 31 de julio. EFE/ Alberto Sxenick
Con motivo de la publicación de su nuevo informe ‘Incendios fuera de control. 20 años promoviendo la prevención’, WWF lanza un contundente llamamiento a las administraciones para actuar ante el aumento de la peligrosidad de los incendios forestales. España ha ganado superficie forestal pero ha perdido resiliencia, y el cambio climático, unido al abandono del mundo rural, conforma un cóctel explosivo que ya está transformando la realidad de los fuegos en el país.
La ONG ha pedido al Gobierno que apruebe de forma inmediata el Real Decreto en tramitación que establecerá criterios comunes para que las comunidades autónomas desarrollen sus planes anuales de prevención, vigilancia y extinción de incendios forestales.
Lourdes Hernández, especialista del programa de Bosques de WWF, ha afirmado que “urge diseñar y gestionar territorios inteligentes que conjuguen recuperación económica, biodiversidad y acción climática”, una premisa central del documento publicado este miércoles.
La ONG advierte de que sin un enfoque coordinado entre administraciones, la emergencia climática se traducirá en fuegos más frecuentes, intensos e incontrolables
Según el informe, en los últimos 20 años se observa una tendencia clara hacia incendios más peligrosos e intensos, tanto a nivel global como en España. Esta evolución responde a múltiples factores, entre ellos:
La despoblación rural
El crecimiento de la interfaz urbano-forestal
El abandono del uso y gestión del territorio
WWF destaca que un paisaje homogéneo y sin gestión favorece la propagación del fuego, y alerta de que este nuevo paradigma exige una transformación radical de las políticas territoriales.
Desde 2005, la superficie forestal en España ha aumentado un 7%, superando los 28,4 millones de hectáreas. Sin embargo, WWF advierte que esta expansión no se ha traducido en una mejora ecológica:
El 89% de los bosques está en estado desfavorable
Un 24% sufre estrés extremo, lo que reduce su resiliencia y aumenta su inflamabilidad
El informe denuncia que no basta con tener más árboles: es imprescindible que los bosques estén sanos, diversos y bien gestionados
WWF también apunta que la superficie agraria útil enfrenta un riesgo creciente de abandono, que podría afectar al 10% del total para 2030. Las causas: baja rentabilidad y falta de relevo generacional. Además, la ganadería extensiva, esencial para la prevención de incendios, está en declive:
El rebaño de ovino ha caído un 40% en 30 años
El número de cabras ha disminuido un 30%
Este retroceso reduce el mosaico agroforestal que históricamente ha actuado como cortafuegos natural.
Para revertir la situación, WWF reclama a las CCAA que desarrollen planes anuales integrales con:
Estrategias de adaptación climática y gestión territorial
Fiscalidad verde, basada en los principios de “quien contamina paga” y “quien conserva recibe”
Más inversión pública en investigación e innovación
Lourdes Hernández concluye que los incendios extremos son el síntoma más visible de una crisis sistémica. La respuesta, sostiene, debe estar a la altura de los retos climáticos y territoriales del siglo XXI.
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