En Cuba, una nueva edición del ya conocido Festival La Huella de España esta vez dedicado a las Islas Canarias, con gran influencia en el campesinado insular. Es que si miramos con profundidad se trata de la huella de nuestros abuelos, que gracias a la Ley bien pudieran sumar un millón de cubanos nacionalizados españoles si no fuera por ese preciosismo si embrazó a la cubanita futura abuela, antes o después de haber renunciado a su condición ibérica.
Como pocas naciones en Iberoamérica, es bien profunda la huella y presencia en nuestra nacionalidad y hasta en el más humilde pueblo aún se puede apreciar lo que tiempos atrás fue el Casino Español, sitio donde se abrazaban las diversas nacionalidades que conforman la España actual.
Otras de las singulares muestras es la propia necrópolis Cristóbal Colón, en la capital. A la par de los panteones de múltiples sociedades de beneficencia existen los pequeños monumentos destinados a los naturales de la más insospechada comarca.
Carlos Humanes, cuando conversaba de este tema con sus amigos, solía referirnos simplemente a la guía telefónica. Con los dedos de una mano, los apellidos foráneos. Y hasta apareció un Humanes.
El XXVII Festival arrancó el pasado lunes y se extenderá hasta el 9 de abril bajo los auspicios de la Federación de Sociedades Españolas en diversas plazas de La Habana y donde se destacan las actividades a realizar en la asociación canaria que lleva el nombre de la madre del Apóstol José Martí, Leonor Pérez.
Días de singular emoción entre dos pueblos que la política no ha logrado separar. El habla canaria es la que más se asemeja a la cubana. A tal punto, que a los autobuses, les llamamos “guaguas”…
